* Blindaje pro-corrupción con el aval de diputados * El caso Deantes y la decencia * Ante la derrota, Hitler también destruyó a su pueblo * Pepe Yunes y el cuento de las zonas especiales * Ya se placea * Que los priistas no jalen con Héctor * Reynaldo solapó violencia y corrupción * Ahora quiere ser magistrado * Lista de “aviadores” del Itesco
Callejas y José Ratón, Mónica Robles y Sánchez Macías, García Bringas, Del Ángel el de los 400 Pueblos, Octavia Ortega, decenas más, pasarán todos a la historia como la generación cómplice en el Congreso de Veracruz que le otorgó a Javier Duarte inmunidad e impunidad.
Día clave, semana crucial, cuando se define si el adalid de la corrupción duartista, Gabriel Deantes Ramos, es impuesto al frente del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información, clave para saber cómo se fraguó y ejecutó el atraco y el saqueo, la crisis y el caos, el desvío de recursos federales y la sumisión de un régimen al crimen organizado.
Con tres denuncias penales en su haber por 3 mil 700 millones de pesos, otras más que suman un total de 8 mil millones, el robo de los recursos para atender los servicios de salud, Deantes representa la antítesis de la integridad, ni en cuenta la solvencia moral, menos la ética, para asumir la presidencia del IVAI, ni en sueños la decencia.
Es esa la carta de Javier Duarte, sucio entre lo sucio, su operador para corromper partidos políticos y figuras públicas, señalado de tumbar la alianza PAN-PRD en 2013, que de ganar el Congreso de Veracruz pudo haber frenado el atraco de la pandilla duartista y evitar el desenfreno del gobernador y sus 40 ladrones.
Día clave, quizá funesto, si se impone la línea del duartismo y al IVAI es remitido el ex secretario del Trabajo, ex subsecretario de Finanzas, que de vender teléfonos celulares en sus años mozos, en su natal Tamaulipas, pasó a ser un potentado en suelo veracruzano.
Polémico, cuestionado, su nombramiento arranca reclamos y reflexiones. Viene a Xalapa el líder nacional del Partido Acción Nacional, Ricardo Anaya, apuntalando a sus diputados locales, atrayendo prensa, generando una corriente de repudio a la imposición que Javier Duarte fraguó para el IVAI.
Indignante, el caso Deantes provoca también un llamado del senador priista Pepe —José Francisco— Yunes Zorrilla, conciso, sin aspavientos, invocando el consenso de las fuerzas partidistas en la Legislatura de Veracruz, tácitamente conminando al PRI a no usar su mayoría porque eso deslegitima.
“De origen —apunta Pepe Yunes— deben ir avalados por el apoyo y el respaldo de todas las fuerzas en el Congreso y en ese sentido yo al respetar puntualmente las decisiones que tomen los diputados del Congreso del Estado sí creo que deben hacer un esfuerzo para que sea el consenso y el apoyo de todas las fuerzas lo que legitime la llegada de quien sea el fiscal o sea el consejero de IVAI”.
Pero ese es sólo un caso. El repertorio de Javier Duarte para trastocar la vida pública de Veracruz es variado. Lo mismo impone al fiscal anticorrupción, que otorga autonomía al contralor, que basifica a la burocracia de alto nivel, que dispone otorgar el 4 por ciento del presupuesto a la Universidad Veracruzana para 2017 cuando adeuda más de 3 mil millones de pesos.
A “Culín”, alias el fiscal general, alias Luis Ángel Bravo Contreras, le evitó que siga pidiendo “raid” cuando tiene que ir a mentir, inventar culpables, criminalizar víctimas, sofocar escándalos cuando los que levantan y entregan a sus presas a la delincuencia organizada son los policías estatales.
Requiere “raid” a menudo Fisculín y por ello decidió Javier Duarte donar dos helicópteros adscritos a la oficina del gobernador.
Plantea trasladar el World Trade Center de Boca del Río a los bienes del Instituto de Pensiones del Estado para aminorar la deuda. Perciben los hoteleros la catástrofe. Si el IPE está mal administrado, el WTC será un barril sin fondo.
Otros bienes ofrecidos por Javier Duarte para reducir los adeudos con el IPE, son el estadio de futbol “Luis Pirata Fuente” y terrenos del estado. Vaya solución cuando lo que se requiere es dinero líquido para cubrir las quincenas de los pensionados.
Otra treta de Javier Duarte es la basificación de su burocracia cómplice. Le pide al Congreso de Veracruz que otorgue su anuencia para que subdirectores, jefes de área y oficina obtengan ese beneficio y tácitamente los vuelve inamovibles.
Lo valora la diputada local panista y secretaria de la Mesa Directiva del Congreso, Ana Ledezma López, y categoriza la propuesta como “irresponsable y cínica”.
Y de las donaciones a título gratuito a dependencias, unas para saldar deudas, otras simplemente para desmantelar el aparato de gobierno, apunta:
“Ahora resulta que tiene un afán de querer ayudar a las asociaciones civiles, a querer enajenar a título gratuito propiedades y en ese sentido tendremos una ocurrencia más del área jurídica del gobierno”.
Algo similar había propuesto el PAN al inicio de la Legislatura actual. Era una reforma a la Ley del Servicio Público de Carrera con la intención de generar una paridad en los puestos de toma de decisiones. Pero el PRI la congeló.
Desmantela el desgobernador cuanto puede. Lo domina el ánimo de desfondar el gobierno estatal, dejar en ceros las finanzas, consumar la quiebra que tanto negó, generar una catástrofe que lleve a la parálisis a su sucesor, Miguel Ángel Yunes Linares.
Terrible el caos, no para ahí.
Vendrá luego la designación del fiscal anticorrupción, mero trámite pues el elegido es Francisco Portilla Bonilla, ex secretario general del Congreso de Veracruz, ex alcalde de Córdoba, soez en el trato, pendenciero de la palabra, cuyo Talón de Aquiles es, justamente, la corrupción.
Siendo alcalde, sus gobernados, vendedores ambulantes, reprochaban que en el área de Comercio imperara la corrupción, con un director que los esquilmaba, saliendo a las calles a exhibir que a Portilla y a sus esbirros.
Un fiscal anticorrupción autónomo, que no le rinda cuentas al gobernador entrante, inamovible por cinco años.
Un contralor autónomo, que apriete al nuevo gobernador y su gabinete, que oculte información del duartismo, inamovible por cinco años.
Un presidente del IVAI autónomo, que esconda las huellas del saqueo y niegue información pública.
Un fiscal general, “Culín” Bravo, ajeno al gobernador en funciones, impuesto por Javier Duarte, autónomo, que rehuye el ejercicio de la ley, que acusa por consigna, que encarcela violando derechos constitucionales —caso Maryjose—, que evade consignar hasta que la presión social lo destroza —caso Porkys de Costa de Oro—, inamovible por nueve años.
Todo un paquete pro-corrupción, los cómplices de Javier Duarte en la peor puesta en escena de que se tenga memoria, simulando ellos y la pandilla legislativa, el PRI y sus aliados, que los desvaríos del desgobernador son para evitar la corrupción oficial.
Burla y descaro, no hacen sino abonar a otro descalabro electoral en 2017, cuando estén en disputa las alcaldías. Burla y descaro ante el voto de castigo de una sociedad que echó al PRI del poder y que hoy ve cómo Javier Duarte maniobra para evitar que la justicia —como indica el voto por el discurso carcelario de Yunes Linares— se le aplique al desgobernador. Burla y descaro que abona a otro fracaso en las urnas.
Desquiciado, Javier Duarte no sabe cómo destruir el paraíso. Su temor a ser enjuiciado cuando Miguel Ángel Yunes Linares asuma el gobierno de dos años, lo lleva a empedrar el camino, a incendiar el campo, a quebrantar el orden.
No es Nerón. Aquel estaba medio tocado. Javier Duarte está peor.
Lo describe Ernesto Aguilar Yarmuch en unas líneas, puntillosas, certero el dardo: un Hitler en el éxtasis del caos.
“Este pasaje hace recordar a Hitler que ante la inminente derrota mandó a volar carreteras, puentes, hospitales, sembradíos, bodegas de almacenamiento de alimentos, de su propio país, dejando en la total indefensión a su propio pueblo”, escribió en su cuenta de Facebook.
Qué se puede esperar de un Congreso de mayoría priista y satélites que la circundan. De tiempo atrás, maiceados por Javier Duarte, avalando la paranoia política que hunde a Veracruz.
Callejas y José Ratón Gutiérrez de Velasco, Mónica Robles y Sánchez Macías, García Bringas, Del Ángel el de los 400 Pueblos y las menores de edad con los senos aire, Octavia Ortega, cuya ignorancia legislativa es para ponerse a llorar, Porras, Zarrabal y así decenas de mal llamados diputados que pasarán a la historia como la generación cómplice en el Congreso de Veracruz que le otorgó a Javier Duarte inmunidad y patente de impunidad.
Unos votan, otros se abstienen, los más cobardes no asisten a la sesión como si así fuera menor su canallada.
Día crucial. Javier Duarte obtiene del Congreso su blindaje pro-corrupción.
Es Veracruz. Y es real.
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Archivo muerto
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Se placea Pepe Yunes por el sur. Llega a Coatzacoalcos con el pretexto de hablar de las zonas económicas especiales, el nuevo invento peñista que permite acaparar contratos de obra en tiempos de crisis. Convoca a alcaldes, repudiados la mayoría porque no gobierna pero sí roban. Lo siguen y le creen. O fingen creerle. Lo real es que ya anda en campaña, aunque iluso el senador si imagina que en dos años se disipará la ira de los veracruzanos por el desgobierno de Javier Duarte, por el saqueo a las arcas y el endeudamiento brutal, los muertos en las calles, los ejecutados, la burla al pueblo cuando el ladrón crea un aparato anticorrupción que ate las manos al nuevo gobierno y le otorgue impunidad. Dice Pepe —José Francisco— Yunes que “la molestia, el hartazgo y la insatisfacción de los veracruzanos con el gobierno se reflejó en las urnas”. Por supuesto, pero el hartazgo no nació en los días previos a la elección. Se deriva del abuso, la soberbia, la uña larga, la mente enferma, el inepto que ejerce el poder con las vísceras, resumido todo en Javier Duarte, llevando a Veracruz al caos y a los veracruzanos a la angustia, la incertidumbre y el dolor. Se reflejó en las urnas el 5 de junio, pero nadie, ni Pepe Yunes ni Héctor Yunes, ni los priistas en general, salvo las honrosas excepciones —Ricardo Ahued, Francisco Berlín, quien optó por dejar al PRI, y otros con moral y ética—, alzaron la voz para advertir que el desgobierno acumulado y los millones hurtados, echarían del poder al PRI. Llega Pepe Yunes con la misión de sembrar esperanza entre el priismo. Será el nuevo pastor si tiene la capacidad de marear, si es hábil para ofrecer y engañar. Llega y neutraliza a Héctor Yunes en su afán enfermizo de volver por la candidatura a gobernador en 2018. Lo de las zonas económicas especiales es pretexto. Lo real es reagrupar al priismo, pero no en torno a Héctor. Lo real, también, es que la sociedad aprendió que al PRI se le puede echar del poder y que no los dejará volver… Reynaldo nunca vio zetas. Atesoraba la información política, tenía el pulso de la violencia, la erosión del tejido social a manos de los cárteles, y decía con sorna que las únicas zetas conocidas eran las del abecedario. Eran sus días en la Secretaría de Gobierno, junto a Fidel Herrera Beltrán, férrea su mano con los enemigos de la fidelidad, ciego y sordo ante la descomunal corrupción que devoró ese sexenio. Hoy se promueve a Reynaldo Escobar Perez para la sala anticorrupción del Tribunal Superior de Justicia de Veracruz, él como magistrado. El mismo que no vio zetas y su efecto en la sociedad, la sangre que corría y corre por toda la entidad, el cementerio clandestino por tanta narcofosa, y se perfila para ser magistrado anticorrupción. Sólo en Veracruz puede ocurrir algo así… Lista de “aviadores” en el Itesco: Tania Ivette Estrada Núñez, jefa de división; Ericka del Carmen Mayo Tirado, jefa del Departamento de Gestión y Vinculación; Oscar García Ortega, ingeniero en sistemas; Adelaido Argüelles Ortiz, chofer del director; Dulce Valeria Alor Merlín, coordinadora de Promociones; Patricia Vaughan Sulvarán; secretaria de la Dirección General; Clara Marcelina Jacobo Lara, técnica en mantenimiento; Yamile María Duarte Alavez, ingeniero en sistemas; Luz del Carmen Mora Pérez; coordinador de Promociones; Teresa Argüelles Rosaldo, jefe de oficina; Yaqueline Rangel Cardoza, coordinadora de Promociones; Leidy Jazmín Lagos Ramírez, analista técnico; Veiria Martínez García, intendente, y Armando Alafita Valencia, docente. Son “aviadores”, según un documento que describe las trapacerías de Ricardo Orozco Alor, el poder tras el trono, ex director del Tecnológico Superior de Coatzacoalcos, quien a través del director y la dirigente sindical continúa manejando la institución con fines electorales, obsequiando calificaciones, otorgando títulos a cambio de reventar a la disidencia. Dice textual: ese personal administrativo “no se encuentra laborando en nuestra institución o bien no está llevando a cabo actividades propias de la institución”. Uno de los nombres en la lista de “aviadores” es clave: Yaqueline Rangel Cardoza. Es la esposa de Ricardo Orozco Alor, frustrado candidato del PRI a diputado local por Minatitlán, avasallado por Morena en la elección del 5 de junio. Nadie la ve. Nadie sabe de ella. Peor después del secuestro que sufriera hace un año. Regresó y cuentan que se fue de Minatitlán, previo pago de 400 mil pesos. Otros dicen que el secuestro tuvo origen familiar. Pero en el reporte de nómina de hace un mes no deja de cobrar en el Itesco. O alguien lo hace por ella…
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Foto: Neopolítica TV