Javier Duarte merece ser linchado

  * El origen del conflicto es la represión * Ahora hostiga a amigos y compañeros de Rubén y Nadia * La investigación judicial es encubridora * No investigan las agresiones de 2012 y 2013 * Reagrupa Marcelo a sus hijos * Víctor Rodríguez, líder del MT * Crisis artificial en CMAS para justificar privatización * Asesinan a ex corresponsal de Televisa en Orizaba ¿Merece ser linchado? Sí. Merece enfrentar a la justicia, no usarla. Merece Javier Duarte ser linchado por la violencia provocada, por los crímenes de activistas sociales, de líderes campesinos, de ambientalistas, de 14 periodistas, por la …

Javier Duarte: culpable sí es

Cada golpe, cada insulto, la amenaza a su labor periodística o aquella voz que un día advirtió “deja de tomar fotos si no quieres acabar como Regina”, o sea muerto, implican a Javier Duarte, a su policía represora, a sus agentes armados que infiltran protestas, en el crimen de Rubén y en el ultraje a Nadia.
Cada acto de presión, el espionaje, la agresión, la destrucción de su material gráfico, el acoso a la activista social, o ser fotografiado a cada instante, o el asedio institucional contra las voces críticas, fue conformando el ambiente de culpabilidad que atrapa al gobernador de Veracruz.

Javier Duarte, “fuiste tú”

“Fuiste tú”, le gritan a Javier Duarte. No lo bajan de “asesino”. Lo asedian cientos. Lo increpan con furia a las puertas de Casa Veracruz. “Javier Duarte, fuiste tú”, reprochan, en la mayor protesta, acusado de provocar la ejecución del fotoperiodista Rubén Espinosa y la activista social Nadia Vera.
Marchan por la paz. Marchan contra el aprendiz de tirano. Marchan en respuesta al deslinde cínico del gobernador de Veracruz que así, sin más, como quien tiene el alma limpia, se dice ajeno al crimen de la Narvarte.

Javier Duarte, en caída libre

Si Javier Duarte despierta, podrá saber que su tiempo concluyó. Su sexenio ya no existe. Lo mató el asesinato de Rubén Espinosa, y el de Nadia Vera, y el de las otras tres mujeres en el crimen de la Narvarte, ultrajadas ellas, violentada su vida, no en un robo, no en una vendetta por drogas, sí en una ejecución.

Ha de alegar el gobernador de Veracruz que su mandato concluye el último día de noviembre, en 2016. Sí, pero políticamente está liquidado.

Rubén Espinosa: qué sicario tan bruto

Hay un nuevo modelo de sicario: el que caza a su víctima, la sorprende, la viola, la tortura, le descarga el arma y le da el tiro de gracia; sus huellas por todas partes, vuelve a su guarida y aguarda ahí a que llegue por él la autoridad. Algo así como matar y dejarse encarcelar.
Es único el procurador de justicia del Distrito Federal, Rodolfo Ríos Garza, en el thriller de la Narvarte, la ejecución del fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril, la activista social Nadia Vera Pérez y tres mujeres más, una de ellas la colombiana Mile Virginia Martín, cuya identidad por días se encubrió con el apelativo de “Nicole”.

Javier Duarte: el crimen y los miedos

Agazapado, vive sus miedos Javier Duarte. No da la cara, no responde a las críticas, capotea el vendaval bajo la alfombra, oculto en la vergüenza, mientras Veracruz se sacude por el crimen del fotoperiodista Rubén Espinosa.

Triste papel, indigno y aberrante, el del gobernador de Veracruz a quien dentro y fuera de su estado, en México y más allá de sus fronteras, se le acusa de haber propiciado el clima de hostigamiento, las condiciones adversas para realizar el trabajo reporteril, la represión policíaca, el asedio, el espionaje, la amenaza y la intimidación.

Rubén Espinosa: el montaje de la droga

De Nicole sólo se sabe que se llamaba Nicole. O Simone. Es la chica muerta, asesinada en la masacre de la Narvarte, donde dejó la vida Rubén Espinosa, donde le arrancaron la existencia a Nadia Vera. De Nicole se afirma que es colombiana y con ese montaje, el de la hipótesis de la droga, se evade la pista de la represión contra el fotoperiodista de Proceso, Cuartoscuro y AVC.
Cinco días después, sigue a los tumbos la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, apabullada cuando soltó la versión de que a Rubén Espinosa y las cuatro mujeres los ejecutaron sólo por robarles.

Rubén Espinosa: exilio que mata

A regañadientes se fue Rubén Espinosa de Veracruz. Creyó en el exilio, en la distancia, en que perdido entre la mancha urbana del DF le permitiría disuadir a los sicarios y a los patrones de los sicarios, duartistas o no duartistas, bermudistas o no bermudistas, y así diluir su sentencia de muerte. Pero el exilio falló.
Murió a manos de chacales, pasado por la tortura, con un tiro de gracia, presumiblemente colgado, en un departamento de la colonia Narvarte donde horas antes departía con amigas y amigos, con Nadia Vera Pérez, activista social, con dos mujeres más y luego la empleada doméstica que encontraron una final sangriento y brutal.

Rubén Espinosa huía de Javier Duarte y el crimen lo alcanzó

Hostigado, golpeado, espiado, Rubén Espinosa se fue de Veracruz lanzando pestes, salvando su vida, lejos de los sicarios autorizados, lejos de Javier Duarte. Burló a la mano criminal sin imaginar que esa mano criminal lo alcanzaría en su refugio, en el DF. Hoy está muerto.
Brutal, su muerte estremece. Hiere a un gremio, el de prensa, en el que Rubén Espinosa hacía fotoperiodismo, vinculado estrechamente a los movimientos sociales, a la protesta, a la denuncia contra el duartismo, al activismo social, a diario su descripción en imágenes del Veracruz harto de corrupción y atropello, de injusticia e impunidad.