Que no le toquen al gobernador porque el diputado San Román amenaza de muerte

El diputado panista Miguel Hermida Copado lo denuncia en la tribuna del Congreso de Veracruz; algo muy grande hay entre Cuitláhuac y el legislador morenista

Un animalito, un molusco político, el diputado Roberto Francisco San Román se siente madreador. 

El animalito guinda, orgullo de Morena, el molusco de concha dura y cola larga, se acerca a la curul del legislador del PAN, Miguel Hermida Copado, y lo sentencia.

Si le sigue, si persiste con su crítica al malandro gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, lo va golpear. “Te voy a partir la madre”, le soltó. Y lanzó una amenaza de muerte.

Hermida, que no es, digamos, un rudo en el cuadrilátero, sube a tribuna y hace pública la amenaza.

“No te tengo miedo”, le dice. Pero, colmilludo, deja el episodio ahí, como para que se entere todo el Congreso de Veracruz, como para que se registre en el Diario de los Debates, como para que lo sepa la prensa y, por ende, el mundo, y como para asestarle un revés político a Morena.

El animalito obradorista, el susodicho Roberto Francisco San Román, diputado local de Morena por Tantoyuca, ya puede morir tranquilo. Es un equis en la Legislatura, del que nunca se habla, del que nadie sabe que existe, pero algo tenía que hacer por la Cuarta Putrefacción. Algo tenía que exhibir con ese talante que llevan tatuado los imbéciles en la frente.

Lanzó la amenaza en desagravio del payaso de palacio –léase Cuitláhuac García– y, por ende, por la absurda iniciativa de crear la Secretaría de Cultura cuando el sexenio de hecho ya concluyó. Y con eso siente que ya le cumplió a la secta del porro de la nación, llámese Andrés Manuel López Obrador.

Al idiota guinda se le pasó que se hallaba en el Congreso de Veracruz, no en los congales a los que es tan asiduo el gobernador. No reparó en que las palabras se combaten con palabras, los argumentos con argumentos, la rudeza con inteligencia aunque en el caso del molusco es mucho pedir.

Y aunque se comporte como un animalito silvestre, San Román debe entender que una amenaza es una amenaza, y si es de muerte, peor. Y que las amenazas son delitos. Y que aunque el delincuente de palacio, el porro AMLO, no lo quiera, la ley sí es la ley.

Al animalito San Román le ha llovido de todo. Se ha exhibido como un vulgar maleante. Se ha evidenciado como el pillastre de barriada que, a falta de tablas, intenta amedrentar.

Para reaccionar así es que algo debe sentir por el gobernador Cuitláhuac García. Hay devociones enfermizas. Hay pasiones políticas dignas de un culebrón. Hay animales que dan la vida por otros animales.

Qué joda le metió Hermida Copado. No movió un dedo y lo noqueó.

#archivomuerto