SIGUE EL CAOS EN EL PODER JUDICIAL

De tú a tú, las magistradas se dan con todo.

Yolanda Cecilia Castañeda Palmeros le dice a Isabel Romero Cruz, presidenta del Poder Judicial, desmemoriada y súbdita del gobernador y de su mafia del poder, ignorante en lo más elemental. Y en reciprocidad, Isabel la echa del Tribunal.

Pasa a retiro por edad —70 años— la prestigiada magistrada, de carrera brillante y exabruptos geniales, algunos procaces —“ahora cualquier pendejo puede ser magistrado”— que retratan de qué lodos está construido el Poder Judicial de Veracruz.

La pasan a retiro cuando la magistrada Castañeda ya había externado su fastidio por el rejuego político del Tribunal Superior de Justicia, las corruptelas, el desfalco de las arcas, la desaparición de reservas, la complicidad con los ladrones, la simulación de disminuir salarios cuando el boquete financiero tiene otra solución —pagarían los magistrados lo que otros se robaron—.

Puntillosa con Isabel Romero Cruz, Cecilia Castañeda expresó que a la presidenta del Tribunal se le olvidan los rostros y se apoya en un auxiliar que es su guía y su luz. Harta de todo, advirtió que se iría y su contraparte le dijo que para luego es tarde. Y ordenó vaciar su oficina, revisar cada rincón, apretando con la contraloría interna como si a Yolanda Cecilia Castañeda alguien le pudiera cuestionar su honestidad.

Caótico, el máximo tribunal es un circo de tres pistas, payasos y maromeros, fiel reflejo de un gobernador inútil, Cuitláhuac García, de una pandilla que lo ayuda a atropellar la ley —una magistrada presidenta títere— y a manejar con torpeza brutal al Poder Judicial de Veracruz…

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