El poder le ha servido a doña Sener para meter a la nómina a un ejército de vividores cuya única virtud es aplaudirle y nutrirle el ego
Rocío Nahle le cobró al secretario del ayuntamiento, Samuel Ordaz, que Sergio Gutiérrez Luna caminara en Coatzacoalcos como si ese fuera territorio de la secretaria de Energía.
Lo echó de la Secretaría del Ayuntamiento, vía el alcalde Amado Cruz Malpica, cuando vio que Gutierritos se metía en el maltrecho feudo de la zacatecana, la tierra que no la vio nacer y a la que no le ha dado nada, más que dolores de cabeza.
El feudo de Nahle es un desastre político. Impuso dos alcaldes —Víctor Manuel Carranza Rosaldo y Amado Cruz Malpica— que resultaron un fiasco, hundiendo a Coatzacoalcos en la inseguridad, nulo desarrollo, fuga de capitales.
El poder le ha servido a doña Sener para meter a la nómina a un ejército de vividores cuya única virtud es aplaudirle y nutrirle el ego.
Y Samuel, que se creía un rey, cometió un pecado político, facilitar permisos para eventos del diputado federal Sergio Gutiérrez Luna, quien también aspira a la candidatura de Morena al gobierno de Veracruz, y Nahle lo echó.
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