* Chiquiyunes valida la reforma judicial * El show de los Yunes no justifica la traición * Yunes Linares pacta y el hijo acata * Salieron peor que Duarte y Fidel * Nahle cree que los Yunes no pueden entrar a Morena * Si se lo ordenan, ahí los tendrá * Autodefensas en el poniente de Coatzacoalcos
Ya no llama “viejo guango” a López Obrador. Ahora, Chiquiyunes se rinde al Peje, y le aprueba la reforma judicial, y se hinca ante Morena, y se cobija en su padre. Y ambos, por traidores, se encaminan al basurero de la historia.
Ya no grita que no lo van a doblar. No reta, ni se envalentona, ni se infla, ni se da cuerda. Ahora, Miguel Ángel Yunes Márquez se suma a Morena, al Verde, al PT, la escoria de la nación. Y le da la estocada al Poder Judicial de la Federación.
Su voto, el voto crucial, el que le da mayoría calificada al obradorismo en el Senado, fue el voto de la traición.
Lo emite, la noche del martes 10, y concede al “viejo guango” la joya de la corona, la captura del Poder Judicial.
Son aclamados por la escoria morenista, elogiados por la barra guinda, aplaudidos por los que ayer y antier y desde hace meses y años les tiraban hate, les lanzaban misiles de lodo y descargas de ira, acusando al jefe del clan, Miguel Ángel Yunes Linares de robo, peculado, delincuencia organizada, pederastia, daño patrimonial al ISSSTE y al gobierno de Veracruz, y a Chiquiyunes, el hijo, de uso de documento falso, falsedad de declaración a la autoridad y fraude procesal. Y hoy los aman.
Ya conversos, purificados por la Cuarta Putrefacción, los Yunes azules comparten escaño con la broza morenista en el Senado y consuman el acto en que Andrés Manuel logra el sueño que hace delirar a todo dictador: la concentración del poder.
Vencidos, ultrajados, chantajeados, extorsionados los Yunes azules montan un circo demencial para aterrizar la traición.
Una semana a trás, Yunes Márquez era opositor. Sentenciaba, junto con la bancada del Partido Acción Nacional en el Senado, que su voto sería en contra de la reforma judicial. Luego desapareció.
El fin de semana, tras definirse el senador por Campeche, Daniel Barreda, de Movimiento Ciudadano que votaría en contra aunque a la postre fingió una aprehensión y se ausentó, la maquinaria yunista comenzó a operar.
El periodista Ricardo Raphael, en Milenio, reveló detalles del operativo para acabar de darle al mesías macuspano el voto 86 con el que tendría mayoría calificada en el Senado, y por ende en el Congreso federal, para imponer la reforma al Poder Judicial de la Federación.
“Yunes será el traidor”, tituló Ricardo Raphael su columna, el lunes 9. Detalló el cónclave entre el líder de la bancada morenista, Adán Augusto López Hernández, y los panistas Miguel Ángel Yunes Linares y Miguel Ángel Yunes Márquez; los expedientes con las denuncias penales contra uno y otro, así como las que atañen al hijo menor, Fernando Yunes Márquez, ex alcalde de Veracruz, acusado de daño patrimonial; la oferta de cancelar tres órdenes de aprehensión antes de la votación y el resto después; la decisión de que Chiquiyunes pidiera licencia aduciendo problemas de salud y que fuera su padre, el ex gobernador, quien emitiera el voto de la traición. Casi todo ocurrió así.
Yunes Márquez se volvió ilocalizable. Su padre también. No respondían llamadas. Ni las del líder nacional del PAN, Marko Cortés, ni la del ex secretario de Gobernación, Santiago Creel, ni la de la coordinadora de la bancada panista en el Senado, Guadalupe Murguía. Ya se habían vendido.
El martes 10, al iniciar la sesión en el Senado, Chiquiyunes comunicó su solicitud de licencia para no acudir “por motivos de salud”. Apareció Yunes Linares. Y el morenismo lo aclamó. Y lo abrazaban. Y las senadoras lo besaban.
El panismo, irritado, le gritaba “traidor”. Y así rindió protesta. Y Lilly Téllez, que fue morenista y hoy es panista, maromera y estridente, le arrojó 30 monedas emulando a las que recibió Judas la noche que traicionó a Jesucristo.
Luego tomó la palabra. Y el Senado se encendió.
Ni traidor ni cobarde, alegó Yunes Linares en defensa de su primogénito. Pero el vendaval lejos de amainar, arreciaba. Se trenzó con Marko Cortés. Reprochó, fustigó, habló de los triunfos de Chiquiyunes en Boca del Río y del de Patricia Lobeira, su nuera, en Veracruz. Y una mentira soez: antes de los Yunes, el PAN no existía en Veracruz.
Descompuesto, los ojos desorbitados, hablando a medias, Yunes Linares enfrentó a la prensa. Lo flanqueaban dos bastardos del obradorismo: Félix Salgado Macedonio y Oscar Cantón Zetina, el violador de Guerrero y artífice de la llega del Cártel de los Beltrán Leyva a Acapulco, y el mercenario de la prensa, dueño del Tabasco Hoy, que fue priista, perredista y hoy peón de Andrés Manuel.
A las 8:40 de la noche, el “enfermo” Miguel Ángel Yunes Márquez volvió a escena. Nunca estuvo enfermo. Se vio sonriente, lleno de vida, en un video con su padre y los senadores José Sabino Herrera Dagdug, ex perredista, también traidor, y Alejandro González Yáñez, gusano del PT. Subió a tribuna. Justificó su voto a favor. Temblaba su voz, pronunciaba mal, trasluciendo que no fue él quien trazó su ruta al abismo sino su padre el que la decidió.
Políticamente, los Yunes azules están muertos. No se dieron un tiro en el pie. Jalaron el gatillo y se volaron los sesos. Caminan hacia el basurero de la historia.
Chiquiyunes, cuyo suicidio político se da en la tribuna del Senado, fue sólo el instrumento de papá. Es Yunes Linares quien hoy habla y responde, quien justifica el voto traidor, quien arguye y debate. Y se supone que fue el hijo el que votó.
Yunes Linares olvida que López Obrador es un loco, vividor y corrupto, como definía a Andrés Manuel.
“Les digo que este tipo es loco porque propone, para resolver el problema de inseguridad, liberar a todos los reos –expresó en 2018–. Que salgan de cárcel todos, obviamente Duarte, que es su cómplice. Que él, Javier Duarte (ex gobernador de Veracruz, hoy en prisión), es un chivo expiatorio. Y lo entiendo perfectamente bien, entiendo que lo defienda porque Duarte es su cómplice, porque –y lo sabes bien, loco– recibía dinero de Duarte.
“He dicho también que el loco López Obrador es también un vividor del sistema porque no paga impuestos. Vive del sistema desde hace 18 años. No hace absolutamente nada que no sea recorrer el país, comiendo, desayunando, cenando en los mejores lugares y obviamente hablando mal de todo el mundo y promoviendo la destrucción de todo. Él quiere destruir al país. Pues no, loco. En Veracruz te topaste con pared”.
Pues la pared hoy le concede el voto traidor, el voto 86 que ajusta la mayoría calificada en el Senado, validando la reforma judicial que desmantela a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al sistema judicial actual y su condición de poder autónomo e independiente.
El voto Yunes avala la elección de jueces mediante elección popular, una treta burda pues las propuestas pasarán por el filtro de los poderes Ejecutivo y Legislativo, bajo el control de Morena y, sobre todo, del obradorismo. Es una captura política, no un objetivo de justicia.
Con esa lápida cargan los Yunes azules. Mataron su lucha contra Fidel Herrera y Javier Duarte. Fulminaron la gesta de exhibir la podredumbre priista, el saqueo a las arcas, el naufragio de Veracruz.
Al final del túnel, Yunes olvidó que López Obrador es loco, vividor y corrupto. Chiquiyunes ya no recuerda que es un “viejo guango”.
Hoy, los Yunes azules lo secundan, le regalan la joya de la corona, la captura del Poder Judicial.
Y así el Clan Yunes se precipita al basurero de la historia.
METADATO
Algo ilusa, Rocío Nahle dice que en Morena no hay lugar para los Yunes. “Nos reservamos el derecho de admisión”, suelta la gobernadora electa de Veracruz. Como siempre, no tiene idea de la realidad. El Clan Yunes hizo lo que ni Nahle, ni Sheinbaum, ni Ebrard, ni Monreal, ni Adán Augusto López Hernández, ni Alcalde, ni Rocha Moya, hicieron para el proyecto de concentración de poder de Andrés Manuel López Obrador. Y si deciden afiliarse a Morena, lo harán. Y si Rocío Nahle debe entregar espacios en su gobierno, lo tendrá que hacer. Y si es la Fiscalía de Veracruz para el Clan Yunes, la zacatecana tendrá que acatar. Y si en 2025 los Yunes van por las alcaldías de Veracruz y Boca del Río, la coalición Morena-PVEM-PT los tendrá que apoyar. La reforma judicial vale todo. Y el Peje los pudo comprar. Y ellos se supieron vender y corromper… Allá, en el poniente, el fuego de la violencia se combate con autodefensas. Al vacío de autoridad se le suple con la autoprotección. Desprotegidos, en el poniente de Coatzacoalcos decidieron que de su vida se encargan ellos, y de sus bienes, y de recuperar la tranquilidad y, sobre todo, la paz. Y así, a falta de Amado Cruz Malpica, que como alcalde es una nulidad, se le dio forma a la única solución: las autodefensas. Organizan rondines, grupos de vigilancia, estrategia de comunicación, sistemas de alerta y lo que sea para defenderse de la delincuencia que actúa en la total impunidad. Y como los malosos son intuitivos, mejor lo piensan antes que una bala se les atraviese en el camino…
Foto: El Universal