Cuitláhuac recula; ya no desea la muerte de la ministra Piña

Los hampones también lloran. Y se acobardan. Y se desdicen. Y más cuando desde las calles, alentados por el aplauso de los serviles, les da por amenazar de muerte a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Vapuleado a mansalva, Cuitláhuac García recula: “no le deseo la muerte a la ministra (Norma Lucía Piña)”.

Juan Javier Gómez Cazarín, su mozo, se agazapa: “si yo lo hubiera hecho hubiera pedido disculpas”.

Y el que ni se inmuta, ni suda ni se acongoja, es el artífice del circo donde campearon los ataúdes y las cruces de madera, y la descalificación y el insulto, y las mentadas de madre y las amenazas de muerte, Eric Cisneros Burgos.

Y si nadie lo hizo, y si no fue su idea, y si el gobernador de Veracruz no le desea la muerte a la ministra, ¿por qué permitió que el show de los féretros, el signo de muerte, los “Descanse en Paz”, los rostros de la ministra Piña y el ministro Alberto Pérez Dayán fueran el eje de su protesta?

“No le deseo la muerte a la ministra”, aduce Cuitláhuac García Jiménez, pero los hechos dicen que sí.

Y expresa que “no le pido una disculpa porque ella no me la ha pedido”, frente al cuestionamiento de la prensa para luego terminar manoteando, el gesto endurecido y huir con una salida que ni a María Félix se le podría ocurrir: “interpreten mi silencio”. Y la diva se va.

Gómez Cazarín, líder sátrapa en el Congreso de Veracruz, también se quiebra.

“Yo lo único que te puedo decir es que las manifestaciones que he realizado, este tipo de acciones, siempre han sido de manera pacífica; yo, el diputado Cazarín y los diputados del Congreso del Estado, los que acudieron, ninguno llevó algún ataúd. Desconozco quién lo hizo y no celebro este tipo de acciones”.

Y se deslinda:

“No sé quién los llevó, pero si yo lo hubiera hecho hubiera pedido disculpas… no me hago responsable por las acciones de nadie más que solamente las propias”.

Lo reseña el periodista Arturo Reyes Isidoro, autor de Prosa Aprisa, advirtiendo que la convocatoria original fue de los diputados morenistas y luego se sumó el gobernador.

Cuitláhuac García ya no sabe qué decir. No le desea la muerte a la ministra Piña, argumenta, y se va por la tangente:

“Es infantil. Buscan manipular y no decir el sentido real de la manifestación, que no se quiere que la Suprema Corte de Justicia de la Nación se conforme como actualmente se hace porque sus decisiones son alejadas del pueblo”.

No, lo real son los ataúdes y las amenazas de muerte, la danza de los féretros, los payasos disfrazados de ministros con toga y birrete, y las cruces de madera, inscritas en ellas los nombres de Norma Piña Hernández y Alberto Pérez Dayán.

Lo real fue ver a Eric Cisneros Burgos, alias “Bola 8”, cargar uno de los ataúdes. Y en su interior un individuo con una máscara en el rostro con la imagen de la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Lo real fue ver colocados los ataúdes y las cruces de madera y las cartulinas con agravios como el de “Piña podrida” a pie del estrado, a unos metros del sitio en que Cuitláhuac García lanzaba las condenas contra los integrantes de la Suprema Corte que han bateado las reformas obradoristas por ser inconstitucionales y los decretos del mesiánico por ser contrarios a la ley.

Lo real fue la ira de los sinvergüenzas plasmada en mensajes contra el máximo tribunal del país, y las risas por el circo de los ataúdes, y las mentadas contra la ministra presidenta de la Corte, Norma Lucía Piña Hernández.

Eric Cisneros, “Bola 8”, fue el genio de tan aberrante y torpe episodio. Cuitláhuac y Gómez Cazarín los pajes del rey de la insidia.

Cuitláhuac García lo pudo evitar, pero lo consintió.

Cuitláhuac García pudo frenar el aquelarre de los dementes, pero le pareció bien.

Cuitláhuac García debió atajar la implícita amenaza de muerte a la ministra Piña y convalidó el nivel de agresión.

Vio los ataúdes. Vio las cruces de madera. Vio los rostros de los ministros. Leyó los insultos. Leyó la descalificación. Nada dijo. Todo lo hizo suyo y lo permitió.

Gómez Cazarín fue su cómplice. Junto al gobernador se hallaba el líder del Congreso de Veracruz. Y a sus espaldas los diputados morenistas. Todos permitieron la violencia política de género contra la ministra y la violencia política contra los ministros que han tirado a la basura las reformes inconstitucionales de López Obrador.

El lunes 22, el otro porro, Andrés Manuel López Obrador, intentó cubrir a su esbirro. “Hizo bien”, dijo el presidente, aún sabiendo que la esencia de esa protesta es una amenaza de muerte.

“Hizo bien, dijo el mesiánico frente a la avalancha de críticas suscitadas por la descomunal agresión a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Y se atrevió a vociferar que Cuitláhuac “no es rata”. Es “ratísima”. Su gobierno es infinitamente corrupto, proliferando la redes de contratistas, los contratos sin licitación, las empresas fantasma, el uso de recursos públicos con fines electorales, las obras de mala calidad, el subejercicio de recursos federales que, por ley, van a parar a manos del Rey del Cash.

Andrés Manuel está frito. Su palabra no pesa. Quiso blindar al gobernador y no pudo. Quiso exculpar a Cuitláhuac y el repudio es total. Los sondeos entre los veracruzanos tienen una lectura brutal: 93.4 por ciento reprueban el ataque con amenaza de muerte a la ministra Norma Piña. Y el 80.6 por ciento de los encuestados repudian la gestión del gobernador.

La encuesta, reseñada por el periodista Marco Antonio Aguirre Rodríguez, autor de Místicos y Terrenales, fue realizada por la empresa MxSurvey, entre el 22 y 23 de mayo.

López Obrador puede pensar que Cuitláhuac García “hizo bien”, pero el pueblo piensa que hizo mal.

Los hampones son cobardes. Con un arma en la mano, los sicarios a su lado, el poder del miedo usado para embestir a cualquiera, amedrentan y quiebran a sus víctimas. Y cuando se equivocan lo pagan con su vida.

Los hampones políticos tienen el mismo gen. Usan la fuerza, no la razón. Usan el aparato policíaco y judicial para encubrir sus crímenes. Usan la prensa vendida para tapar sus heces.

Y cuando se exceden, si pueden, van a recular.

Cuitláhuac cruzó una línea fatal. Al amenazar de muerte a la ministra Norma Piña, activó una sentencia que hará efecto, para siempre, en cualquier tribunal federal, incluso cuando deje de ser gobernador.

Los hampones tarde o temprano la pagan.

Archivo muerto

Gabino García, sobrino del alcalde, tiene los hilos de la corrupción en la mano. Un día le pidieron 70 mil pesos para apoyar a una morenista que fue intervenida quirúrgicamente; otro, 250 mil por diversas ayudas a militantes que promovieron a Amado Cruz Malpica en la  campaña a la presidencia municipal de Coatzacoalcos, “a cambio de una obra de 5 millones de pesos”, una vez que Arturo Delgadillo Medina asumiera la Dirección General de Obras Públicas, Desarrollo Urbano y Medio Ambiente. Las entregas, refiere Gabino García, se realizaron en enero de 2023, cuando Delgadillo ya ostentaba el cargo. El episodio de corrupción —exigir dinero a cambio de obras— consta en la declaración que el “sobrino incómodo” realizó ante el área de Quejas, Denuncias e Investigaciones de la Contraloría Municipal del ayuntamiento de Coatzacoalcos, de la que es titular Jonathán Daniel Franco Rangel. La investigación fue consignada en el expediente DE-013-2022 y fue radicada a partir de las denuncias interpuestas por la Sociedad Mexicana de Industriales y Transformadores de la Construcción, bajo la presidencia del empresario Gabriel Ángel Rivera Cerdán. Pese al testimonio de Gabino García, la Contraloría exoneró a Arturo Delgadillo. O sea, las dádivas son permitidas, léase “cash” si quieren obras. Sólo faltaron los sobres amarillos al estilo Pío López Obrador. Otra mancha más al tigre de la corrupción de Amado Cruz Malpica. Y lo atestigua su “sobrino incómodo”. Para que la cuña apriete ha de ser de la familia misma… Ni un voto al PRI, proclama Movimiento Ciudadano ayudando a que Morena se adjudique el Estado de México. Y la guerra estalla. Pintan bardas con la leyenda “Con el PRI ni a la esquina” y sentencian: “Ni un voto al PRI”. Y por ello chocan los priistas y los seguidores de Dante Delgado Rannauro. Han terciado el panista Santiago Creel y el perredista Luis Espinoza Cházaro. Y el daño para el bloque opositor es letal. En 2021, Marko Cortés, líder nacional del PAN, acusó a MC de ser un Judas, o sea traidor. Y Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente nacional del tricolor, los señaló de desdeñar la alianza de oposición por sus compromisos con el presidente Andrés Manuel López Obrador. MC se la cobró al no registrar candidato en Estado de México, sin que la intención de voto se cargara hacia la candidata de Morena, Delfina Gómez, la que extorsionó a los trabajadores del ayuntamiento de Texcoco siendo alcaldesa. A 10 días de la elección, Movimiento Ciudadano le asesta un golpe brutal al PRI. Porque perder el Estado de México es perder el bastión del Grupo Atlacomulco, uno de los enclaves del priismo depredador, aunque Movimiento Ciudadano termine de confirmar que, en efecto, es un esquirol al servicio de Morena… A la casera, Claudia Balderas le quedó a deber; a Banco Azteca también. Detona un nuevo escándalo en torno a la senadora veracruzana, morenista y preferida del líder —un liderazgo totalmente fracturado— del grupo parlamentario de Morena en el Senado, Ricardo Monreal Ávila. Por meses, Nora Ochoa le demandó las rentas por la viviendas que ocupaba en la Del Valle, Ciudad de México. Claudia Balderas se fue cuando quiso y no saldó el adeudo. Ahora Nora Ochoa la vuelve a balconear. Le pide a Ricardo Salinas Pliego que los cobradores de Banco Azteca, propiedad del regiomontano, dejen de ir a cobrarle a su domicilio. O sea, no pagó las rentas y no le paga a Banco Azteca. Y así el haber político de la senadora Balderas, surgida de Villa Allende, congregación de Coatzacoalcos, célebre por las andanzas del ex novio, Mario Espinoza, alias “El Gato”, que tuvo tres ingresos a la cárcel por abuso a una menor de edad, un lío con policías de la Ciudad de México que le sembraron droga y una aprehensión por implicársele en un caso de secuestro, del que se libró pronto pese a la flagrancia que le esgrimieron. Claudia Balderas fue quien le propinó sus cachetadas y patadas a su prima, Amor Torres, en pleno Senado, cuyos videos fueron el acabose total. Y ahora Banco Azteca también la busca… Tambaleante, Noé Castillo Gamboa apenas se podía sostener. Acababa de provocar el accidente que dejó parapléjico a un petrolero. El video difundido por el periodista Gregorio Antonio es prueba incontrovertible. El junior apenas se podía mantener en pie. Una dama a su lado, igual. Se observa el taxi 326 golpeado en la parte trasera y una ambulancia. En otra toma, la camioneta Reanult blanca, impactada en el cofre. Fue un golpe por alcance, provocado por el junior. Noé Castillo Gamboa, hijo del alcalde de Agua Dulce, Noé Castillo Olvera, debió ser aprehendido. La Policía de Veracruz lo tuvo a su alcance y lo dejó ir. El delegado de Tránsito, Job Salazar, se apersonó con la familia para decirle que si se iban a arreglar con el infractor. Así consta en la declaración judicial de la madre de la víctima, Ángel Gómez Javier, cuya gravedad es extrema. Se halla en estado parapléjico, sin poder brazos ni piernas. Refiere Gregorio Antonio, en su portal Infolinks que el alcalde morenista de Agua Dulce envió a su hijo a Mérida, Yucatán. Lo ayudó a escapar. Incurrió en el delito de encubrimiento. Y la Policía y Tránsito también. La Fiscalía de Veracruz va por el mismo camino. Pero cuando el caso llegue a tribunales federales, todos van a tener que comparecer. Los morenistas torciendo la ley…

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Foto: Proceso