Nadie cae, así, 41 puntos, a menos que se llame Amado Cruz Malpica, padezca apatía crónica, lo rodeen rufianes y hasta la mamá de un narcomenudista, y haya convertido a Coatzacoalcos en el purgatorio político de Rocío Nahle.
Se desliza en un tobogán de yerros, desatinos y titubeos, Coatzacoalcos a merced del hampa, capital de la extorsión y la imagen de un pueblo sin servicios, con drenajes desbordados, el hedor repugnante, la ciudad que literalmente se le deshace entre los dedos.
Y Mitofsky, que es severa, lo retrata como es: Amado Cruz Malpica ocupó el lugar 73 entre los principales alcaldes de México y la medición de febrero lo ubica en el sitio 114.
Si eso lo sacude, peor es saber que tiene mejor percepción ciudadana Carmen Medel Palma, presidenta municipal de Minatitlán, de extracción morenista, con todo y sus 50 días en huelga por un conflicto laboral, por la soberbia de quien despide empleados sin razón legal, por la intransigencia para hallar acuerdos. Y aún así, está mejor rankeada que Amado.
Carmen Medel pasó del lugar 41 al 77. Es una caída de 36 puntos. Y no le inquieta. Sigue embroncada con el pueblo, con comerciantes y locatarios de mercados, con los que se ríen de sus proyectos, los que la escuchan desairar a los tribunales que decretaron que la huelga es legal, los que ven sus fotografías trucadas —fotoshopeadas, le dicen ahora— simulando que tiene el don de la ubicuidad y anda lo mismo en las obras públicas que flotando en el espacio sideral.
El peor escenario lo tiene Fernando “El Pulpo” Remes, alcalde de Poza Rica, también de Morena. Perdió 49 puntos. Del lugar 33 se desplomó al 82.
Pero Coatzacoalcos es Coatzacoalcos. O era. Y Amado Cruz Malpica se suponía que tenía el kilometraje para volver a los días de esplendor. O se suponía.
Heredó un Coatzacoalcos bajo el dominio de Atila. Los bárbaros —los capos y sus sicarios— no sólo traficaban droga, robaban combustible, hurtaban petroquímicos, desataban el terror, vía el secuestro y la extorsión. Hacían algo más osado. Convivían con el poder político y económico. Si no tomaban la copa, sostenían encuentros intramuros. Y en esos aquelarres corría de todo. Y al decir de todo, era todo.
Dueña de la circunstancia, cuando requirió pactar, Rocío Nahle se entendió con Marcelo Montiel. De ahí llegaron los votos priistas para ser diputada federal de Morena por Coatzacoalcos y de ahí logró llevar a la alcaldía a su mancebo, Víctor Manuel Carranza Rosaldo.
Y el pacto incluía la sumisión del engendro político de Rocío Nahle al priismo. Así han convivido los del PRIMOR desde 2017, succionando el erario de Coatzacoalcos y dejando que la delincuencia disfrute su paraíso de sangre y miedo.
Rebasado por el crimen organizado, sacudida la sociedad por tanta inseguridad, balazos sin abrazos, Carranza solía dar una respuesta infame: difundía videos en que se le veía bailar La Iguana.
Y mientras, las oleadas de sangre sacudían a la población, los negocios eran baleados, campeaban las amenazas, los sicarios departían en cafés y restaurantes, impunes y haciendo vida social.
Y de pronto un hecho bestial: el plagio y homicidio de la empresaria Susana “N”. Tembló la tierra. Se estrujaron los corazones. Lloraron los hombres de bien.
Impublicables, las fotografías dieron la dimensión de la brutalidad de la delincuencia, malnacidos con una crueldad animal.
Y así comenzó el éxodo de capitales.
Y Carranza Rosaldo continuaba bailando como un poseído.
Y Rocío Nahle, impávida, dejando que a su feudo político se lo llevara el diablo.
Y Pepe Peña, marido de la secretaria de Energía, el príncipe consorte, supervisando que los contratos cayeran, que Polo Suárez los operara desde la Secretaría de Obras Públicas, que Mario Pintos pagara desde la Tesorería y que Miguel Pintos, su hermano, cuidara la cuenta pública desde la Sindicatura. Para eso llegaron al poder.
Reto titánico el que habría de venir. Disolver las heces, tapar el drenaje, borrar las huellas del cochinero del clan Nahle, sólo se le podía encargar a un hombre probo, de alma limpia, pasado intachable, que no repita los enjuagues del anterior.
No lo hallaron. Terminaron escogiendo a Amado.
Tuvo la visión de lo que no debía repetirse y se tiró a dormir.
Apoltronado en su silla, viendo pasar el tiempo, relajado, Amado Cruz Malpica no tiene la lucidez para restañar las heridas de un Coatzacoalcos abandonado, olvidado por el PRI, por el PAN y por Morena.
Aquellos que emprendieron la huida, agobiados e impactados por la violencia, víctimas de la extorsión, el secuestro, la amenaza, los balazos sin abrazos, ni remotamente ven cómo Morena pueda abatir la violencia brutal.
Y Amado en la babia, en la torre de cristal, todo un Zeus desde el Olimpo escuchando el canto de las musas, sin advertir los fuegos y los llantos, las tragedias y la ira de un pueblo que cuando puede, sin que haya un subalterno que lo impida, le reclama y lo enfrenta, lo señala y lo insulta.
Y así la debacle en el feudo político de Rocío Nahle, donde el clamor crece porque un año y dos meses después, Coatzacoalcos está en su peor nivel. Y Amado, queriéndolo o no, la está reventando.
Por eso, Mitofsky lo retrata con la frialdad de los números. La percepción ciudadana revela una caída descomunal, del lugar 73 al 114 en el ranking de los principales alcaldes del país. 114 de 150 presidente municipales.
Pero la encuesta trae algo peor. La aprobación de Amado es de 39.4 por ciento; el rechazo, 54.7, y los que no saben qué opinar, 5.9 por ciento. Más de la mitad de los encuestados lo desaprueban.
En la esquina opuesta de esa medición se hallan Patricia Lobeira, de Veracruz, en el lugar 5 nacional; Juan Manuel de Unanue, sitio 6, ambos del Partido Acción Nacional, y Juan Manuel Diez, del PRI, en la posición 11.
Maquillar tal desastre requería una encuesta a modo. La de Demoscopía Digital le vino bien. Ubicó a Amado Cruz Malpica en el cuarto lugar entre 212 alcaldes veracruzanos.
La encuesta es tan creíble que el “Pulpo” Remes, de Poza Rica, es el mejor rankeado. Le siguen Ricardo Ahued, de Xalapa, y la panista Patricia Lobeira, de Veracruz. Nada que ver con la de Mitofsky.
Las vejigas en política son el último recurso cuando el naufragio es inminente. O cuando la realidad mata el discurso. O cuando una ciudad se cae a pedazos. O cuando el alcalde no termina de despertar.
Nadie se cae 41 peldaños así. A menos que se trate de Amado Cruz Malpica.
Archivo muerto
El modus operandi lo dice todo. A Alexis Sánchez García lo ejecutó el crimen organizado. Queda saber si fue por broncas propias o por los enredos non sanctos de su jefe, el llamado Carón, Juan Javier Gómez Cazarín, líder de la banda morenista que regentea el Congreso de Veracruz. Cosido a balazos, Alexis Sánchez dejó la vida en el interior de automóvil. Murió su hijo de tres años. Quedaron malheridas su esposa y otra dama. Y Tezonapa, donde acudía a la celebración de los 50 años de servicio de la refaccionaria Barranca Seca, negocio de su familia, se cimbró. Había militado en Movimiento Ciudadano. De ahí pasó al Partido de la Revolución Democrática y luego se acomodó en Morena aunque ahora lo niegue el gobernador, Cuitláhuac García. Así saltaba Alexis, usando a los partidos políticos. Se acoderó en el regazo de Gómez Cazarín, siendo asesor, primero, y director de Servicios Legislativos del Congreso, más tarde, su beca pues en realidad operaba para El Carón. Y como todo lo que toca Gómez Cazarín lo pudre, el domingo 5, un comando lo asedió, persiguiéndolo de carro a carro. Se impactó contra dos motocicletas, golpeó un vehículo, le dieron alcance y lo acribillaron. Y Gómez Cazarín ya no duerme. Y el desgobernador Cuitláhuac García Jiménez, apenas si habla. Tan parlanchín cuando se trata de enlodar a los enemigos, tan insidioso al criminalizar y revictimizar a los adversarios y a los inocentes, y ahora dice que la información se reserva. ¿Por qué Alexis Sánchez y no Gómez Cazarín o el mismo Cuitláhuac? ¿Por qué en Tezonapa donde los malosos de Oaxaca osaron operar en suelo veracruzano y el gober los encarceló, uno de ellos diputado local y el otro, su hijo? La lumbre comienza a llegar a la élite de Morena en Veracruz. Y cuando dejen el poder, los van a encontrar hasta en el fin del mundo. ¿Quién sigue?… Cruje el ayuntamiento de Coatza y va a crujir más. Se fue Uma Freya Cortés Román, directora de Comunicación Social, más por sus temas personales y la grilla de la recua amadista que por las tareas propias de su encargo. Inexperta en esas lides, nunca entendió que el vocero es y será siempre el pararrayos del alcalde. Se enfrascó en dimes y diretes, pleitos estériles, regateo hasta por una invitación o un comentario. Fue vencida por la banda de los amigos-enemigos del presidente municipal, los que lo adulan y a la vez le ensartan el puñal en la espalda, los que ansían la vocería como si a estas alturas del desastre les sirvieran sus dos neuronas para recomponerle la imagen al alcalde Amado Cruz Malpica y que no termine siendo peor que su antecesor, Víctor Manuel Carranza Rosaldo… Se va de Obras Públicas, Onésimo Mendoza Flores. Su salida era inminente. Denunciado por la Sociedad Mexicana de Industriales Transformadores de la Construcción (SMITC) en el sur de Veracruz, por licitaciones amañadas, obras a cambio de sobornos, extorsión a constructores y nepotismo, el director de Obras en el ayuntamiento de Coatzacoalcos ya vivía horas extras ahí. Lo investigaba la Contraloría municipal y ante el cúmulo de pruebas, el próximo martes 15 emitiría una resolución lapidaria. Onésimo Mendoza Flores y su hijo Víctor Manuel Mendoza Villegas, a quien colocó como supervisor en la Subdirección de Construcción, tendrían que irse. Amado Cruz, que nunca tiene prisa —y si la tiene, la disimula—, esta vez aceleró la remoción. Mejor que haya sido por decisión propia y no que tuviera que irse por corrupción y violación a la Ley Orgánica del Municipio Libre. El tema, sin embargo, no concluye con el cese de Onésimo Mendoza. La (SMITC) va por la cabeza del director general de Obras Públicas, Arturo Delgadillo Medina, cerebro —bueno, así se dice— de todos los cochupos habidos y por haber en el área de obras. Si la Contraloría lo encubre, su caso irá a la Fiscalía Anticorrupción… Filosa y tajante, la guillotina alcanzó a Noé García Joffre y Reyna Gordillo. Al secretario particular del alcalde Amado Cruz Malpica lo traía entre ceja y ceja por un tema personal. Pero García Joffre milita en la cuadra de Rocío Nahle y tendrá a su cargo la operación de la campaña a gobernadora, si es que Nahle logra llegar. Y a Reyna Gordillo, directora de Alumbrado Público, la cesó sin mediar, oficialmente, una razón. Amado desayunó gallo este miércoles 8 y asestó el puñetazo en el escritorio, como debió haberlo hecho en la Tesorería municipal donde los enjuagues van desde las adjudicaciones directas fuera de norma, contratación por honorarios de 40 mil pesos al mes y hasta el escándalo de la deuda pública del ayuntamiento que con Morena se disparó como si el espíritu de Javier Duarte habitara en la piel de Amado Cruz Malpica, o en la Secretaría del ayuntamiento donde el reyecito municipal, Samuel Ordaz Ortega, es más bluff que sustancia, donde las funcionarias funcionan pero como empleadas suyas y los narcos aguardan a que les facilite traer otro espectáculo de rodeo. O sea, una sacudida para que todo siga igual… Si de gastar —y derrochar— se trata, no hay como el ayuntamiento de Coatzacoalcos. Al despacho Maldonado y Ramírez Servicios de Consultoría, vía su representante Imelda Eunice Ramírez Viveros, le asignó un contrato por casi 800 mil pesos por dictaminar si el gobierno del ex alcalde Víctor Manuel Carranza Rosaldo cumplió con los pagos al Instituto Mexicano del Seguro Social en 2021. El contrato CC-AD-009-2022, suscrito por el alcalde Amado Cruz Malpica y la síndico, Ana Bertha Hernández Aguilar, señala las obligaciones del despacho contable, cuyo dictaminador es Narciso Valencia Sánchez: aviso de dictamen para efectos del IMSS; formulación del dictamen en materia de seguridad social y sus anexos; opiniones emitidas por el contador público autorizado derivadas del dictamen, y presentación del dictamen en materia de seguridad social por parte del patrón, sujeto obligado o municipio. Y en cuatro meses Maldonado y Ramírez Servicios de Consultoría se llevó la nada despreciable cifra de 672 mil 413.80 pesos más IVA, algo así como 779 mil pesos. “Es una m.mada”, refiere un contador público consultado. “Es un trabajo que puede realizar el área contable del ayuntamiento”. El “servicio” se realizó entre el 30 de abril y 29 de julio de 2022. ¿Hubo tráfico de influencias? ¿Negocio para los “santos elegidos”? Por cierto, se pagó con recursos federales…
Fotos: El Sol de Tlaxcala, Hora Cero