Orizaba: la patraña verbal del Peje para minimizar la violencia

Retumban los disparos, sacudiendo a Orizaba, y se escuchan las ráfagas y el tableteo de los rifles que escupen balas que saben a muerte. Y la gente corre, y se agazapa, y busca salvar su vida. Y Andrés Manuel dice que es propaganda.

“No fue tan grave”, aduce El Mesías del pantano minimizando la vorágine violenta en Veracruz. Un hombre —agrega— amagó con lanzar una bomba, una granada y lo acorraló la Policía. Pero al haber video —sentencia el presidente—, transmisión en vivo, los adversarios “se dan gusto”.

Hay un muerto, un presunto delincuente muerto, pero es propaganda.

Hay un tráiler en llamas, pero es propaganda.

Hay huellas de disparos en las paredes de las casas aledañas al sitio en que se refugió un par de pillos, pero es propaganda.

Hay decenas de ciudadanos, madres que llevan de la mano a sus hijos, devorados por el miedo, que cruzan las calles intentando evadir las balas, pero es propaganda.

Y hay quienes gritan y lloran, y mientras lloran, gritan, pero es propaganda.

Y si los dos delincuentes se graban a sí mismos y expresan que se van a entregar, presagiando que la policía de cualquier forma los fuera a ultimar, es propaganda.

Y si uno de los delincuentes transmite el momento en que reclama a uno de los policías el haber dado muerte a su compañero de asalto pese a haberse entregado voluntariamente y hallarse desarmado, es propaganda.

Y si los vecinos desde sus casas, toman sus celulares y transmiten en redes sociales en tiempo real, es propaganda, según López Obrador.

Dos horas de enfrentamiento, el golpe seco de los disparos, las patrullas obstruyendo el paso hacia el sitio en que la policía acorrala al par de delincuentes y el miedo apoderándose de la población. Pero “no es tan grave”.

Ya no sabe Andrés Manuel cómo matizar el incendio de violencia que no cesa en Veracruz.

El saldo es de un muerto, un detenido, un trailer medio quemado, el intento de hacer arder una gasolinera y un presidente que evade la realidad.

Otros tres pillos huyeron, cómplices del muerto y el detenido; huyeron a bordo de un vehículo tras el fallido intento de asaltar una camioneta de valores que trasladaba recursos bancarios.

López Obrador ya no tiene reflejos. Su argumento es patético. Su rollo duerme.

Centra la perorata en dos vértices: “no es tan grave” y la violencia sirve como acto de propaganda de sus enemigos contra su bondad.

Puede estallar la violencia, trenzarse la delincuencia con la policía municipal y estatal, o con la Guardia Nacional, el Ejército y la Marina, pero “no es tan grave”.

Pues no. La reyerta de Orizaba sí es tan grave. Y no es propaganda. Tampoco es que “los adversarios se den gusto”.

En Tezonapa, una célula delictiva quemó patrullas y atacó sedes policíacas. En Fortín de las Flores, cerca de Córdoba, igual.

Antes, el Cártel Jalisco Nueva Generación doblegó a la Policía Estatal de Veracruz tomando la autopista Cosoleacaque-La Tinaja, incendiando tráileres, correteando patrullas de la Fuerza Civil y difundiendo videos en los que se pregonaba la supremacía del cártel del “Mencho”, Nemesio Oseguera Cervantes.

Meses después, dos patrullas de la Fuerza Civil fueron quemadas por un grupo de autodefensa, en Ciudad Isla.

Y en un video, los sicarios del CJNG exhibieron a a sus rivales, hincados y sometidos, e hicieron hablar a un sujeto que se ostentó como sobrino del secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, advirtiendo que el número dos de palacio opera los intereses del Cártel de Sinaloa, los puntos de venta del cártel del Chapo Guzmán, el Mayo Zambada y Los Chapitos, en concordancia con el trato obsequioso de Andrés Manuel a los parientes del capo criminal.

El 20 de agosto pasado, dos patrullas de Seguridad Pública de Veracruz fueron incendiadas con bombas molotov, en Coatzacoalcos.

Veracruz vive bajo fuego. A diario hay ejecuciones, sea en el norte, en el centro, en el sur. Si no es Pánuco, es Veracruz-Boca del Río, es Xalapa, son las Altas Montañas, es Minatitlán, es Coatzacoalcos, si no la Sierra de Soteapan, si no Las Choapas.

La violencia no se oculta con un dedo ni con un discurso. Es un fenómeno ancestral. Y en Veracruz los cárteles son tolerados y los criminales toleran al gobierno morenista. Y al final se mimetizan. Y ya no sabe uno si gobiernan los de la Cuarta Putrefacción o si gobiernan los narcos con cara de 4T.

Veracruz no termina de salir del túnel de la violencia. Ve la luz al otro lado pero el final cada vez es más remoto.

No cesa el homicidio doloso, el feminicidio, el crimen de odio. El secuestro dejó de ser un delito rentable y ha proliferado la extorsión. Y al que no se pliega, al que no entrega su cuota, al que no paga piso, le rafaguean el negocio o se lo incendian. Y eso, a contrapelo de o que pregone López Obrador, sí es grave.

El mismo rollo tiró Andrés Manuel cuando se dio la quema de Oxxos, de tráilers, el bloqueo de carreteras en Zapopan e Ixtlahuacán, Jalisco; Zitácuaro, Michoacán; Salamanca, León, Silao, Celaya e Irapuato, en Guanajuato; Ciudad Juárez, Chihuahua, y en Tijuana, Mexicali, Ensenada y Rosarito, en Baja California.

“Sin duda están exagerando nuestros adversarios —señaló el presidente—. Está montado. Es propagandístico. No hay ningún problema mayor, pero sí quieren agarrar esa bandera de la violencia. Es evidente, y no tengo duda, que nuestros adversarios ayudan en la propaganda negra”.

Y dijo más:

Fue un “mero acto propagandístico” tanto de sus opositores, como de los propios grupos delincuenciales. En ese tenor, reconoció al ataque de Ciudad Juárez como lamentable: “No se había dado eso” (Entrelíneas, 15 agosto 2022).

Ya no se sabe qué es peor: si la paranoia de López Obrador o su proclividad a la negación. Con una siente que el mundo lo quiere dañar; vive en el trastorno de la confianza. Con la otra evade la realidad y, sobre todo, la responsabilidad.

Su fuerte es la patraña verbal para minimizar la violencia.

Pero ya no le da.

Archivo muerto

¿Cómo era? Movimiento Ciudadano es el Judas electoral. Una y otra vez, Marko Cortés repetía el agravio, denostando a la fuerza política que comanda el senador Dante Delgado Rannauro. Y los voceros de la derecha lo secundaban. Y el panismo le hacía coro. Y un nutrido grupo de opinadores arengaban. “Ni un voto para Movimiento Ciudadano”, “no es una fuerza que vaya a definir ninguna elección”, “terminará vendiéndose con López Obrador”. Así hasta que el PRI los mandó a volar, tirándole el calzón al presidente Andrés Manuel López Obrador —léase la impunidad del líder nacional tricolor, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas; léase las gubernaturas de Estado de México y Coahuila para el PRI; léase las prebendas para los diputados que se prestaron a avalar la permanencia de la Guardia Nacional en las calles por 10 años, que en los hechos no es un tema de seguridad sino del pacto entre el poder militar y el Mesías de Macuspana—. Vestido y alborotado, al pie del altar, el PAN vio cómo el PRI se peló con su amante, López Obrador. Y ahora le encuentra virtudes al Movimiento Naranja de Dante Delgado, olvidándose que lo categorizaba como el “Judas electoral”. Con su 15 por ciento de intención de voto, más el insignificante 3 por ciento del PRD, el PAN no tiene con qué aspirar a ganar la elección presidencial de 2024. Y con un dirigente miope, altanero y soez, como Marko Cortés, peor… Amilanado, como el ratón que es, Andrés Manuel ni del discurso de la soberanía se acordó. Sintió el apretón gringo y aflojó. Dio el Grito y sólo incorporó tres arengas en las que ni su familia cree. “Muera la corrupción”, exaltaba el Peje mientras José Ramón, su hijo, moría pero de risa. “Muera el clasismo”, decía al tiempo que los fifí de la 4T se regodeaban. “Muera el racismo”, pujaba en cuanto los de cuello blanco, cobijados por López “El Mesías” Obrador, disfrutaban. Y al día siguiente, en el Desfile de la Independencia, siguió en su sueño de que es el comandante supremo de las fuerzas armadas —ja—. Y se balconeaba junto a sus nuevos cuates, los militares y los navales, aquellos a los que decía que iba a regresar a los cuarteles —jaja— y que infinidad de veces los tildó de violadores de derechos humanos. Del discurso de la soberanía, de la defensa de las leyes energéticas cuatroteras, ni una mención. El ratón de Macuspana bebió jarabe de pico, la lengua se le enrolló y el huevo se le pudrió. Si en dos semanas no deja sin efecto la Ley Eléctrica, Estados Unidos interpondrá el recurso de los páneles de controversia y las sanciones a México por violaciones al Tratado de Libre Comercio con EU y Canadá alcanzarán entre 20 mil y 40 mil millones de dólares en aranceles. Y el daño a la economía será descomunal. Eso pasa cuando un ratón siente león… ¿Quién manda en la Tesorería Municipal de Coatzacoalcos: Grace Mendoza Chesty, tesorera por mandato del cabildo, o Mario Pintos Guillén, contralor, por decisión e imposición de la secretaria de Energía, Rocío Nahle García? Cuentan los insiders de pagos de facturas en lo oscurito, estimaciones de obra, servicios inexistentes, productos no entregados, que erosionan el erario alterando las partidas presupuestales, infringiendo la ley. Dicen las fuentes que de tanto egreso, el boquete financiero presagia un invierno más gélido que el que enfrentan los osos en el círculo polar. Refieren los insiders —los de adentro— que la consigna es liquidar cuentas de empresas vinculadas al equipo de José Luis Peña Peña, esposo de Rocío Nahle, a los hermanos Pintos y a los que fueron parte del ayuntamiento que encabezó Víctor Manuel Carranza Rosaldo, que han hecho de los ayuntamientos del sur, entre ellos Nanchital, un auténtico “cochinito” para la cada vez más remota campaña de la zacatecana al gobierno de Veracruz. Y hay documentación… Vientos huracanados sobre la Secretaría de Obras Públicas de Coatzacoalcos. Vientos que presagian una tormenta devastadora. Hay evidencia documental con la que se viene integrando una denuncia que implica a dos personajes en el trafique de contratos de obra: uno es el secretario del ramo, Arturo Delgadillo, y el otro un familiar incómodo. Se consignan pagos, depósito en cuentas bancarias, fecha de transacción y el monto del contrato. Pero el contrato no se asignó. Con esto, por el rumbo del general Ignacio de la Llave van a brincar…

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Foto: New York Times