Los fachos están desnudos. Y se lo deben a Julen. Colgados de Vox, el partido de ultraderecha español, exhiben a una facción del PAN que alucina con el comunismo, sueña con el criollismo y se deja seducir por radicales, racistas, xenófobos, misóginos, homofóbicos y enemigos de la migración, así sea en el nombre de Dios.
Por ignorantes o incautos, senadoras y senadores del Partido Acción Nacional suscriben la Carta de Madrid, un texto insulso que menea de continente a continente el líder de Vox, Santiago Abascal, una delirante proclama “en contra del avance del comunismo en la Iberosfera”.
Su contenido es retórica barata y huele a cuento viejo, plagado de rollo, de proclamas en defensa de la libertad, la democracia y la propiedad privada.
Agudo, entonces, el coordinador del PAN en el Senado, Julen Rementería, lo resumió: es un mensaje al presidente Andrés Manuel López Obrador “y sus radicales”, sentenciando que “México nunca va a ser comunista”.
Hasta ahí había jolgorio. Vox y el PAN salvando a México. Vox y el PAN enfrentando el radicalismo de López Obrador con el radicalismo de los ultras de la derecha española y sus ultras mexicanos. Ni el Yunke, ni MURO, ni Fuerza Joven, incurrieron en una torpeza así.
Al interior del Senado, en el feudo del veracruzano Julen Rementería, seguía la fiesta. Y su aliado Abascal vendiendo espejitos en la tierra de conquista.
Julen, Lilly Téllez —de furibunda morenista pasó a panista radical—, Indira Rosales San Román —que vive a la sombra de los Yunes—, Víctor Fuentes, Marco Antonio Gama, Minerva Hernández, entre otros, se mimetizaron con lo más radical y deplorable del pensamiento político español.
Y de pronto el cielo se encapotó, se llenó de nubes, nubarrones oscuros. Hubo relámpagos y los rayos cimbraron al panismo trasnochado que aún cree en la bondad de Cortés, en la santidad de la Inquisición y en que Lenin, Stalin y Marx aún viven y hay que cazarlos.
Horas después, Julen y los fachos eran quemados en leña verde. Y el PAN, destrozado.
Porque aunque fueran 15 legisladores, la carga política se la llevó el PAN. Así vinieran los deslindes, así miles de panistas deploraran el vínculo con Santiago Abascal, la factura la paga el PAN.
La Carta de Madrid no es lo relevante. Lo corrosivo radica en el aliado, con el que se suscribió el pacto, la ultraderecha española, el líder de Vox, Abascal.
Lo de menos es la Carta de Madrid y su repudio al comunismo, que sólo ellos ven. Lo ácido son sus tesis. Es el discurso y la acción, la discriminación a otros pueblos, la xenofobia, la homofobia, el racismo brutal, el atribuir los delitos sexuales en España a la migración, militarizar el combate a migrantes, rechazar el islamismo y hasta legislar para derogar leyes que benefician a la mujer.
Pero Julen resistía y se justificaba. Aún sintiendo el vendaval, azotado por la crítica, Julen Rementería tardó en ceder. Amachado, usó la falacia para justificar el cónclave con Abascal. No fue a nombre del PAN. No fue un acuerdo entre el PAN y Vox. No lo hizo en calidad de coordinador del grupo parlamentario panista. Todos, los 15 legisladores, firmaron a título personal. Nadie le creyó.
Los incendios no se apagan con gasolina. Julen mentía sin engañar. Usó la sede del Senado, las oficinas del PAN. Divulgó las imágenes del encuentro con Abascal. Se mostró feliz. Resaltó el contenido de la Carta de Madrid. Se ligó, le guste o no, a Vox. Y el incendio lo devoró.
Andrés Manuel los llamó fascistas. Las hordas obradoristas los tildaron de “fachos”.
De Vox, el presidente expresó: “Esto que está retoñando es lo peor. Son los más autoritarios, clasistas, racistas, corruptos, toda una inmundicia, pero está tomando mucha fuerza. Es como un retoño del franquismo”.
Y del panismo dijo:
“Simulaban los del PAN que eran demócratas, pero no, son ultraconservadores y casi fascista”.
Y Julen, le guste o no, le dio la razón.
Unos minutos bastaron para destrozar al PAN. O para destrozarse desde su interior. Calderón, que ya no es militante, Creel, gobernadores, diputados, alcaldes, todos fustigando la firma de la Carta de Madrid, el arrumaco de Julen Rementería con Vox y Abascal.
El extravío es fenomenal. La dirigencia del PAN, que debió ser contundente, si acaso reprueba el acuerdo. Otros senadores —Kenia López Rabadán— lo atribuyen a un error pero Julen, dice, debe permanecer en la coordinación del grupo parlamentario. El pastor sin brújula ahí seguirá.
Y Marko Cortés, que busca la reelección como líder nacional, se evade, calla, elude. Es decir, con el pacto Julen-Abascal se exploró la ruta de la radicalización del PAN. Pero el experimento falló.
Y es entonces cuando Rementería atribuye la metida de pata a un error. ¿Error? A sus años, con su experiencia política —alcalde de Veracruz, dos veces diputado local, ex secretario de Infraestructura en el gobierno yunista, hoy senador—, no reparó en que tragar lumbre duele.
La cátedra de Julen Rementería es equiparable a la imagen del burro rejego, que da un paso adelante y otro para atrás. Julen invita. Julen es el anfitrión. Julen se goza en la firma de la Carta de Madrid. Julen rubrica el encuentro con Abascal con una fotografía que pasará a la historia. Y cuando se desata el ciclón, se echa para atrás.
La agenda de Vox es de antaño pero hay algo innegable. Electoralmente, Vox gana adeptos en España. Fundado en 2013 es desde 2019 tercera fuerza política. Lo radical, quiérase o no, tiene público.
Indira Rosales San Román tampoco tiene perdón. Comparsa, una y otra vez, de las más azotadas ocurrencias del PAN, la senadora veracruzana fue, posó la foto y firmó. Y entró a la historia.
Trepó al cadalso sin advertir el impacto del encuentro con el líder de los ultras de derecha en España que convirtió al PAN en el hazmerreír nacional. Lo suyo no es discernir.
Indira Rosales no tiene luz propia. Nace, crece y se proyecta en el yunismo azul. Transita del ayuntamiento de Boca del Río al gobierno de Veracruz, potenciada por Miguel Ángel Yunes Linares y su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez. Y de ahí al Senado con más estridencia que resultados.
Más estridente, sin embargo, es el escándalo en redes. Que si el padrinazgo de los Yunes. Que si los nulos resultados como senadora. Que si es usada para amarrar la dirigencia del PAN estatal, como secretaria general, apuntalando a Tito Delfín para presidente, un enemigo a modo.
Liquidado por el escándalo, Julen Rementería ya no tiene con qué aspirar a ser gobernador de Veracruz en 2024. Los fachos están desnudos y no deben accesar al poder.
Julen, Indira, el PAN comieron una manzana envenenada, la de Vox.
Y el veneno —por Dios— tarda en matar.
Archivo muerto
Carga un fardo pesado Miguel Ángel Luna en San Lázaro. Es el del escándalo por los dineros, los convenios publicitarios y los enjuagues en Olmeca TV. Asume la Coordinación de Comunicación Social de la Cámara de Diputados de la mano de Gutierritos, alias el diputado Sergio Gutiérrez Luna, presidente de la Mesa Directiva, cuya historia política —ja— se liga a un impresentable panista, Guillermo Padrés, convicto tras el saqueo al gobierno de Sonora, y la cobramoches de Texcoco, Delfina Gómez, hoy secretaria de Educación —jaja—, ungida con el Santo Crisma de Andrés Manuel, que no le extingue los pecados pero pero le garantiza impunidad. Gutierritos tenía que llevarse con él a Miguel Ángel Luna Modesto por los servicios prestados a Morena en campaña. Llevó el manejo de imagen de candidatos morenistas y hasta de otros partidos, siempre y cuando sirvieran para enfrentar a la alianza PRI-PAN-PRD en Veracruz. Uno de ellos, Roberto Montiel Montiel, hermano de Marcelo, impuesto a la coalición Morena-PT-Verde, en Puente Nacional. Metió la mano, también, en Coatzacoalcos. Uno de sus allegados, Pablo Estrada, elaboró el trabajo visual del entonces candidato de Morena a la alcaldía, Amado Cruz Malpica, pero en Tuxtepec fue estridente hasta que la fauna de prensa se hartó. Cuatro historias de tono escandaloso: Gutierritos, ligado a los políticos de pasado carcelario y de impunidad; Luna Modesto, exhibido por Olmeca TV con el trafique de convenios publicitarios; Marcelo Montiel, mentor de Miguel Ángel Luna, arrastrando la deuda de Coatzacoalcos, el expediente negro que le elaboró su sucesor en la alcaldía, Iván Hillman Chapoy, la maniobra para que Pancho Colorado, el lavador de dinero de Los Zetas y amigo de Fidel Herrera, regresara un predio de la reserva territorial de Coatzacoalcos (estando en prisión en Estados Unidos cómo pudo firmar la devolución) y las denuncias aún vigentes en la Fiscalía General de la República por el robo, simulación, desfalco de recursos de la Sedesol federal en Veracruz, llevando a Víctor Rodríguez Gallegos como su operador financiero, y Pablo Estrada Tenorio, aquel que lo mismo insulta a una ciudadana —“Vas y chingas a tu madre”, siendo asesor del alcalde de Tuxtepec—, que protagoniza y libra un escándalo por espionaje a periodistas, guerra de lodo, hostigamiento cibernético y atentado a la libertad de expresión. Y Miguel Ángel Luna como vértice del cuarteto infernal. Hoy es el nuevo vocero de la Cámara de Diputados por obra y gracia de Gutierritos, el que gusta de vestir con tonalidades tan chillantes que cualquier payasín se ve sobrio y recatado… Azucena alzaba la voz en el Congreso, en las calles, en los medios, en las redes, y hoy está en prisión. Siendo diputada federal, Azucena Rodríguez Zamora tomó la bandera del asedio a alcaldes perredistas, de los presos políticos, del encarcelamiento de Rogelio Franco Castán, dirigente del Partido de la Revolución Democrática en Veracruz, ex secretario de Gobierno en el yunismo azul, al que el régimen de Morena retiene en prisión violando amparos, desacatando a jueces federales, inventando delitos y más delitos, al que no suelta para que no sea diputado federal plurinominal. También encabezó marchas reclamando la libertad de Gregorio Gómez, quien fuera candidato a la presidencia municipal de Tihuatlán por la alianza PRI-PAN-PRD. En medios de comunicación y redes señalan una relación sentimental entre Azucena y Goyo Gómez. Horas después que Azucena Rodríguez dejó su encargo como diputada federal perredista, fue aprehendida. Se le imputa un homicidio, el de su ex esposo, Nicanor Martínez Olguín, ex candidato a alcalde suplente por Morena en Tihuatlán y uno más en grado de tentativa. Sigue creciendo la lista de presos políticos del gobernador Cuitláhuac García, con la venia de López Obrador… Atentado en 35 segundos. Tres individuos, a pie, se sitúan en el camellón, frente al edificio de paredes oscuras, amplias ventanas, de tres plantas y portón de aluminio, el feudo de Olguín. Desenfundan las armas. Lanzan disparos, dejando verse los fogonazos en la oscuridad cuando el reloj marca las 23:06 horas de aquella noche del día 5, primer domingo de septiembre. Uno de los sicarios dispara una sola vez; el otro vacía las seis balas de su arma. Sólo cinco segundos de ráfaga —de las 23:06:32 a las 23:06:37— contra la fachada del inmueble. Luego uno de los sujetos le entrega un objeto, presuntamente una bomba de fabricación casera —o una granada—, a su compañero. Éste cruza la calle, se dirige al edificio y ahí la deja tras activarla, mientras los otros se alejan. Pega la carrera y se une a sus secuaces, corriendo todos, saltando el camellón y tomando la acera norte de la avenida Cuauhtémoc hasta llegar a la esquina y perderse sobre la avenida Independencia. Eran las 23:06 con 52 y el artefacto no estalló. Les llevó 35 segundos perpetrar el ataque. El objetivo fue el edificio del contador Marco Olguín. ¿Por qué? Al amanecer el área fue cercada. Varias patrullas y elementos policíacos de a pie resguardaban el sitio del atentado. Y luego el show. Se tardaron nueve horas en desactivar la bomba que nunca cumplió su misión… ¿Quién impone a Laved Israel Venegas Durán en la Academia Regional de Seguridad Pública del Sureste? ¿Acaso la orden viene del general Audomaro Martínez Zapata, titular del Centro Nacional de Inteligencia, antes Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen), el militar, ya en retiro, más cercano a Andrés Manuel López Obrador? Oriundo de Tabasco, Venegas Durán debió pasar por el aval del Congreso de Veracruz para ocupar ese cargo con una dispensa por no ser veracruzano. Se hicieron de la vista gorda por las críticas a su rol como guarura de políticos en campaña, en Tabasco. Su función es la formación policíaca, pero su misión real es vigilar a la Secretaría de Seguridad Pública estatal, cómo opera, cómo se comporta la tropa de Hugo Gutiérrez Maldonado, alias Hugo Pistolas. Por algo Laved Israel Venegas Durán está ahí…
Fotos: Norte, El Independiente, Senado PAN