Pelele insaciable, a Gómez Cazarín lo seduce el poder y el bajo mundo, la grilla en palacio, la tenebra en el Congreso que debiera coordinar, estridente en su bancada, violentando el orden legal, imponiendo cada sandez.
Juan Javier, el de Hueyapan, es un accidente electoral que de la nada, sin nombre ni prestigio, sólo por sus vínculos con el duartismo, transmutó en líder de Morena en el Congreso de Veracruz. Y por sus manos pasan todos los millones que la mente puede imaginar.
Pelele, le dice José Magdaleno Rosales Torres, “Maleno”, diputado local por Medellín, correligionario pues ambos militan en Morena, aduciendo que el presidente de la Junta de Coordinación Política es un títere vulgar de Erick Cisneros, el secretario de Gobierno que trae la ignorancia a flor de piel, en la punta de los labios la amenaza, en el alma el rencor.
Carón, le apodan a Juan Javier Gómez Cazarín en su pueblo, Hueyapan de Ocampo, al sur de Veracruz, del que pretendió ser presidente municipal. Y el Carón nutre su historial con fraudes, embustes y hasta una gota de lodo en el crimen del periodista Pánfilo Ríos.
Su nuevo proyecto es la alcaldía de Coatzacoalcos, sin arraigo, sin nombre, atado a episodios de justicia, denuncias y transgresiones a la ley.
Políticamente gris, Gomez Cazarín no deslumbra. Su referente es el ex diputado y ex líder priista Jorge Carvallo Delfín, alfil del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, operador luego de Javier Duarte, vinculado por igual al también ex gobernador, el panista Miguel Ángel Yunes Linares.
Impulsado hacia la coordinación de Morena en el Congreso de Veracruz, tuvo su primer escándalo antes de rendir protesta. Maleno Rosales lo denunció en un pleno nacional, frente a la entonces lideresa Yeidckol Polenvsky —o Citlali Ibáñez— de comprar diputados para su causa, a nombre del gobernador electo, Cuitláhuac García Jiménez, operando para el virtual secretario de Gobierno, Erick Patrocinio Cisneros Burgos.
“Se está viciando el proceso en Veracruz —expresó Maleno Rosales—. El diputado de San Andrés Tuxtla anda ofreciendo tarjetas Saldazo. Anda ofreciendo dinero, anda ofreciendo muchas cosas a cambio” de ser entronizado como coordinador de la bancada de Morena en el Congreso estatal.
“Que viene de parte de Cisneros —agregó— y que quien no acate la instrucción de apoyar las propuestas de Cisneros y del gobernador electo, no va tener ningún apoyo del gobernador”.
Morena llegó al inicio de la Legislatura enfrascado en una lucha de poder. Se perfilaban Gómez Cazarín para la coordinación, con la venia del gobernador y del secretario de Gobierno, y Amado Cruz Malpica, que ya había sido coordinador, con el padrinazgo el superdelegado federal en Veracruz, Manuel Huerta Ladrón de Guevara. Llegaron a constituirse dos bancadas morenistas, fragmentándose a riesgo de perder la mayoría.
Finalmente, el voto de la traición lo dio la diputada por Coatzacoalcos, Mónica Robles Barajas, del Clan de la Succión. Desde entonces entre Mónica y Juan Javier hay, supuestamente, una química política supernatural.
Meses después Maleno Rosales les repitió la dosis. Durante una gira de trabajo, frente a una decena de reporteros, lo volvió a despellejar.
“Gómez Cazarín es un pelele del secretario de Gobierno, Erick Patrocinio Cisneros”, acusó Maleno Rosales.
“En el Congreso existe un estado de ingobernabilidad. Por eso lo quiero hacer público; el tema real de todo lo que pasa es que el secretario de gobierno, Éric Patrocinio Cisneros, tiene las narices metidas en el Congreso del estado.
“Le exijo al gobierno del estado que saque las manos del congreso”.
Gómez Cazarín conduce a Morena como el ciego en la montaña. No une, divide. No opera, polariza.
Así fue el caso Winckler, intentando en dos ocasiones destituir al fiscal yunista pero sin ajustar la mayoría calificada. A Jorge Winckler Ortiz lo echaron de la Fiscalía con una flagrante violación a la ley. La Comisión Permanente del Congreso carecía de facultades para destituir, y lo hizo.
Aquello fue un sainete fenomenal, aferrados los morenistas al micrófono, leyendo un dictamen apócrifo, dibujando una sonrisa, la de Gómez Cazarín, y la de Rosalinda Galindo, de ignorancia proverbial y pestilente nepotismo, la diputada que colocó a siete de sus familiares en la nómina del gobierno de Veracruz. Los sátrapas saben reír.
Juan Javier es sinónimo de atropello legal. La ética no es lo suyo; lo inmoral, sí. Mientras el PAN se hallaba unido, Gómez Cazarín fue un fiasco. Al constituirse el PAN-Morena con la llegada a la dirigencia estatal panista de Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, el Chapito de Tantoyuca, el panorama cambió.
Pudo echar del Congreso a Erick Iván Aguilar López, diputado del Partido del Trabajo que no jaló con Morena, que se alió con el panismo, que militó en la bancada Del Lado Correcto de la Historia, liderada por el legislador por Coatzacoalcos, Gonzalo Guízar. A Erick Aguilar le fabricaron una violación al debido proceso, imputándole la alteración de la escena del hecho de muerte, atribuyéndole que un cadáver fuera retirado de lugar, para dejarlo sin fuero. Y su suplente de inmediato se hincó ante Morena.
Jaló a tres priistas: Erika Ayala, Jorge Moreno y Antonio García Reyes, y a una priista disfrazada, Andrea Guadalupe Yunes Yunes, que llegó al Congreso de Veracruz bajo las siglas del Partido Verde.
Gómez Cazarín no opera con habilidad. Se mueve entre tretas y componendas, maniobras y maromas. Así sacó la reforma —contra reforma— electoral que anula la revocación de mandato, que blinda a Cuitláhuac García, en contraposición al mandato constitucional federal.
Su gente presume que es el “número dos” en Veracruz. Después de Cuitláhuac García, sólo Gómez Cazarín. Y las arcas a su alcance sin saberse el destino de los recursos.
Uno de sus corifeos, Julio César Tirado, lo venera con el argumento de que puede comprar y comprar. Su línea es la adquisición de predios, el acaparamiento de terrenos. Es el nuevo Tony Macías, suegro incómodo de Javier Duarte, que de la mano de Fidel Herrera Beltrán se apropió de la mal llamada reserva territorial de Coatzacoalcos.
Uno de los predios en cuestión había sido ofrecido para instalaciones de Conagua y luego el ayuntamiento, sabiendo que no era predio municipal, dio marcha atrás. Pudo ser adquirido por Hernán Martínez Zavaleta, alias “Comandante H” o “El H”, líder zeta en el sur de Veracruz, encarcelado por trasiego de droga, lavado de dinero y el crimen de una familia —padre, madre y cuatro menores de 3, 4, 5 y 6 años—, pero la operación se frustró. Y finalmente el inmueble sería sede de la Guardia Nacional. O sea, Tirado y Gómez Cazarín pujando por un terreno manoseado por el líder zeta para terminar asignándoselo al cuerpo policíaco de élite del obradorismo.
Según Julio Tirado, un norteño sinaloense afincado en Coatzacoalcos, Gómez Cazarín trae el dinero del mundo. ¿De dónde procede? ¿Cómo envía a Tirado a comprar terrenos y predios de decenas de hectáreas, presumiendo que la ley no vale porque ellos “son el poder”? ¿De dónde extraen el dinero: del Congreso o del gobierno de Veracruz? ¿Es dinero de procedencia ilícita?
Gómez Cazarín es, por naturaleza, desleal. Sus expresiones sobre la diputada Mónica Robles son soeces, infamantes, al punto que si el padre de la legisladora, José Pablo Robles, propietario de Imagen de Veracruz y Diario del Istmo, y su madre, la embajadora de México en Costa Rica, Roselia Barajas, las conocieran, el conflicto sería mayor.
Lo marcan denuncias por fraude cuando vendía vehículos para la Volkswagen de Coatzacoalcos, sus ligas con el duartismo, su vinculación con el ex alcalde de Coatzacoalcos, Marcelo Montiel Montiel, sus tretas en el Congreso. Y ahora pretende ser presidente municipal.
El pelele tiene ínfulas. Es insaciable. Lo seduce el poder y lo marea la ambición. No sabrá operar ni sacar acuerdos. Pero por sus manos pasan los millones, todos los millones, que la mente pueda imaginar.
Habrá que saber si su origen es legal.
Archivo muerto
Ya es un sello la misoginia del alcalde Carranza. Ofensivo, primero tildó a la síndica Yazmín Martínez Irigoyen con los peores adjetivos: desquiciada, prepotente, inmoral, arribista, desequilibrada, infiel, desleal, ridícula, ambiciosa y desviada, entre otros. Y lo asentó por escrito en su alegato ante el Tribunal Electoral del Estado de Veracruz, que pese a la evidencia, los magistrados lo dejaron pasar. Fue el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en su Sala Regional, que lo sancionó. Dio vista al Órgano Público Local Electoral para impedir que vuelva a espacios de gobierno, y a la Fiscalía de Veracruz para inicie una investigación que derivaría en su desafuero en el Congreso estatal. Ahora el TEPJF acredita que Víctor Manuel Carranza Rosaldo volvió a incurrir en violencia política de género contra la regidora panista, Blanca Hilda Cuevas Rosado, negándole acceso a información financiera del ayuntamiento de Coatzacoalcos, conculcándole su derecho de petición. La resolución establece que diversos funcionarios —tesorero, directora de Contabilidad, contralor y director de Quejas, Denuncias e Investigaciones de la Contraloría— incurrieron en la misma negativa. Cuando el momento llegue, Carranza, para bien de Morena, se irá… Copesa será el próximo escándalo por asignación de contratos en Pemex. Uno de ellos, emitido en el estado de Tabasco, vulneró el derecho de por lo menos seis contratistas con mejor oferta para realizarle obra a Petróleos Mexicanos. El monto ronda los 100 millones de pesos, nada despreciables en tiempos de pandemia, confinamiento y recesión. El modus operandi es similar al que se sigue en los contratos asignados a empresas foráneas en Veracruz, pasando por el derecho de más de una decena de constructoras con mejor oferta económica…
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