Charleston: fue agente del MP y no era abogado

* Evidencia del título falso  * Tampoco la cédula era suya  * 24 años usurpando profesión  * 11 en la Procuraduría  * Lo investigaron y se fue  * “El que suelte al tigre que lo amarre”: AMLO  * Días antes Tatiana Clouthier soltó la frase  * Agenda Radio, análisis al estilo Tomás González  * Los gritos de Nahle  * Eusebia y el cobro de piso

Abogado-fraude, Juan Carlos Charleston Salinas hizo de la procuración de justicia una mina de oro, con tretas descomunales y burdos engaños, simulando jugar al lado de la ley, al amparo de un cargo con lustre, agente del ministerio público del fuero común, que nunca debió ocupar. Su título profesional era falso.

Con carrera trunca, tres materias no aprobadas, solía presumir su paso por la Universidad Veracruzana, y una licenciatura en derecho, y una fecha de examen profesional, y un jurado que lo aprobó, y una cédula profesional, y la estirpe matriarcal, la de los Charleston, que tuvieron siempre —y tienen— el respeto de la sociedad.

Sólo lo de sus taras académicas y el prestigio familiar es real. Ni concluyó sus estudios, ni es abogado por la UV, ni presentó examen profesional, ni hubo jurado que lo validara el día que señala el documento y la cédula profesional que por años ostentó pertenece a una licenciada en Contaduría por el Instituto Tecnológico del Istmo.

Por 24 años, la mitad de su vida, el abogado-fraude engañó sin pudor y mintió con el desparpajo de los truhanes, usando documentos falsos con los que tácitamente asaltó las instituciones, llegando a ser titular de agencias del MP en Coatzacoalcos y Las Choapas, y antes secretario del Ayuntamiento de Nanchital, del Jurídico en el de Coatzacoalcos, y de Caminos y Puentes Federales, donde también le resultó responsabilidad por avalar licitaciones que violaron la ley.

Nunca fue abogado. Y el título que hoy exhibe también procede de otra treta.

Un expediente con su historial —29 documentos hasta ahora— describen la vida turbia y la esencia tramposa de Juan Carlos Charleston Salinas, sobrino del magistrado Fernando Charleston Salinas, el padre que nunca tuvo, al que en cuanto pudo le mordió en cuanto todo oportunidad.

Hoy lo cobijan Tony Macías, el suegro incómodo de Javier Duarte, y el presidente del Tribunal de Justicia de Veracruz, Edel Álvarez Peña.

A Tony Macías lo defiende en tribunales, tramitando juicios de amparo, empeñado en frustrar las acciones de la Procuraduría General de la República y en descongelar las cuentas bancarias sujetas a embargo, a raíz de las acciones judiciales en contra del ex gobernador de Veracruz.

A Edel Álvarez le agradece su rescate y su regreso al aparato de justicia, nombrado primero coordinador de defensores de oficio en el sur de Veracruz y ante el cúmulo de quejas y protestas, degradado a defensor en un solo juzgado, el Primero de Primera Instancia de Coatzacoalcos.

Categorizado como “alumno irregular”, según reporte de la Universidad Veracruzana, Juan Carlos Charleston ostentaba la matrícula 8622873. Esa condición, las materias que adeudaba, permitieron confirmar la sospecha de que no había concluido sus estudios profesionales y, usurpando profesión e incurriendo en uso de documento falso y falsedad de declaraciones a la autoridad, llegó a ser agente del MP.

Con el emblema de la Universidad Veracruzana, su fotografía al margen izquierdo, tipografía gótica, sellos y firmas, el título apócrifo contiene una fecha, la del 10 de junio de 1992, y en ella se lee que ese día aprobó el examen profesional, sancionado por un jurado especial de la Facultad de Derecho.

Otra fecha, la del 5 de agosto de 1992, es en la que presuntamente fue expedido el título profesional que lo acredita como “Licenciado en Derecho”. Al calce las firmas del entonces gobernador Dante Delgado Rannauro; rector de la UV, Rafael Hernández Villalpando, y secretario académico, Félix Báez Jorge.

Al reverso aparecen sellos y más firmas, certificaciones de estar registrado en la Dirección General de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública, en la Oficialía Mayor de la UV, en el Departamento de Profesiones de la Máxima Casa de Estudios de la entidad.

Y todo era falso.

Tenía 23 años Juan Carlos Charleston y ya era una ficha.

A esa edad logró ser secretario del ayuntamiento de Nanchital, de 1992 a 1994, validando estudios de factibilidad para la adquisición de camiones de Limpia Pública; factibilidad para la concesión del mercado Francisco Javier Balderas Gutiérrez; elaboración de bandos de policía y buen gobierno, reglamentos, informes de gobierno. Todo al servicio del entonces alcalde, Alfredo Buen Jiménez.

Y no era abogado.

Y nada, por su origen ilegal, tiene validez.

Usaba desde entonces una cédula profesional que tampoco fue suya. Su número, 2327071, pertenece a María del Rosario Toledo Toledo, licenciada en Contaduría por el Instituto Tecnológico del Istmo.

Con esa cédula y su título falso, pasó luego al ayuntamiento de Coatzacoalcos, de 1995 a 1997, en la gestión de Rogelio Lemarroy González, junto al secretario Marcelo Montiel Montiel. Ahí fue apoderado legal en la Dirección Jurídica.

Pasó por la delegación de Caminos y Puentes Federales de Ingresos, en cuya área jurídica validó contratos y licitaciones que luego provocarían un escándalo nacional al detectarse asignaciones ilegales y falta de apego a la normatividad.

Su ingreso a la Procuraduría de Justicia de Veracruz ocurrió el 6 de mayo de 2003 como agente conciliador e investigador en Coatzacoalcos, y el 25 de mayo de 2009 fue enviado con el mismo cargo al municipio de Las Choapas. Ahí le llovieron acusaciones, incluso denunciado en una gira del entonces procurador Salvador Mikel Rivera, por esquilmar a víctimas de delitos, según reseñó el periódico Presencia del Sureste.

Meses después, el 3 de febrero de 2010, fue removido a Coatzacoalcos, adscrito como agente conciliador e investigador a las agencias primera, segunda y tercera. Ese mismo año, el 17 de noviembre, fue designado agente conciliador e investigador en la agencia tercera.

Su estrella declinó en 2011. El 1 de octubre dejó de ser investigador y se le adscribió como especializado en responsabilidad juvenil y de conciliación en la agencia cuarta.

Uno de los casos emblemáticos de su gestión fue el crimen del gerente de la Volkswagen, Arturo Casados, presuntamente por un caso de infidelidad. Habiendo confesado uno de los autores materiales, logró su libertad con un amparo. Charleston tuvo a su cargo la fallida consignación.

Hacia 2013, el alto mando de la Procuraduría comenzó a indagar. Y dio con el engaño.

Un oficio suscrito por la secretaria de a Facultad de Derecho, María de Lourdes Roa Morales, el 28 de agosto de 2013, dirigido al oficial mayor de la UV, Carlos Arturo Gómez Vignola, advierte que el día en que supuestamente Juan Carlos Charleston Salinas presentó su examen profesional, no hubo exámenes profesionales.

La fecha en cuestión es el 10 de junio de 1992. Los únicos exámenes profesionales se aplicaron, el 9 de junio, para Carlos Montiel Cortés, y el 11 de junio, para Gonzalo Medina Díaz.

Se acudió a la Dirección General de Profesiones de la SEP, según el oficio DCP/SCP/1821/AP-13 folio 6521, de fecha 11 de septiembre de 2013. La respuesta fue contundente:

“De acuerdo con el Archivo General de Profesiones, se obtuvo que no tiene antecedente del C. Juan Carlos Charleston Salinas como profesionista”.

Y refiere que la cédula profesional que ostentara como suya pertenecía a María del Rosario Toledo Toledo, licenciada en Contaduría por el Instituto Tecnológico del Istmo.

Descubierto el engaño, por procedimiento la Dirección de Profesiones inició acciones contra Charleston Salinas. “Solicito remita a esta Dirección General, de contar con ella, toda la información que permita ubicar al C. Juan Carlos Charleston Salinas, así como de ser posible el original de la cédula profesional mencionada”.

Asediado por el círculo duartista, las huestes de Luis Ángel Bravo Contreras lo fueron cercando, más por los agravios que desde un portal en internet —Quinto Poder— vertía contra allegados al ex gobernador Javier Duarte, que por su condición de falso abogado.

Charleston Salinas renunció de manera irrevocable a la Procuraduría de Justicia de Veracruz, el 30 de abril de 2014, sabedor que la ley aún se le puede aplicar.

24 años pudo engañar, 11 de ellos en la Procuraduría de Veracruz, agraviando a las víctimas del delito, complaciente con los victimarios, siendo todo nulo por su origen ilegal, sus consignaciones, sus actos de autoridad.

Al servicio de Tony Macías, hoy tramita amparos para burlar las acciones de la PGR.

Al servicio de Edel Álvarez Peña, hoy esquilma a quienes caen en prisión y carecen de recursos para sufragar el gasto de abogados particulares.

Y como Juan Carlos Charleston Salinas, decenas de agentes del MP y fiscales con títulos falsos.

Parecía la treta perfecta. Y se le cayó.

Archivo muerto

Tramada con tiempo, la frase del tigre suelto, de la revuelta si hay fraude, no fue una improvisación del Peje. Días antes de soltarla en la convención nacional de banqueros, en Acapulco, Andrés Manuel López Obrador ya la había deslizado, contada en corto a su staff, revelada con intención, con ganas de amedrentar. Tatiana Clouthier, su coordinadora de campaña, la hija del extinto líder empresarial y ex candidato presidencial panista, lo detalló a la periodista Carmen Aristegui, el 1 de marzo, en noticiario Aristegui En Vivo. Cuestionado por Tatiana Clouthier sobre qué haría si no gana la elección, el Dios Peje le respondió: “Es mi tercera oportunidad, mi trabajo que he puesto al servicio de esto. Es la tercera ocasión en que contiendo por llegar a la Presidencia de la República. Mi edad ya no me daría para que contienda una vez más. Literalmente yo me iría a ‘La Chingada’ (así se llama su finca en Palenque, Chiapas). Y el que suelte el tigre que lo amarre”. Retomó Tatiana Clouthier lo dicho por AMLO: “Yo voy a respetar el proceso y el que suelte el tigre que lo amarre”. Aristegui preguntó: “¿Y cómo está el tigre en este momento: dentro de la jaula, fuera de la jaula, tiene correa puesta o no?”. Tatiana respondió: “Yo creo que la jauría es más grande”. Ocho días después, el Santo Peje le soltó la advertencia a los banqueros: “Si se atreven a hacer un fraude electoral, yo me voy también a Palenque y a ver quién va a amarrar al tigre. El que suelte el tigre que lo amarre. Ya no voy a estar yo deteniendo a la gente”. Y antes de ello, el académico John Ackerman entrecomilló la frase de un tuit emitido por un trailero de Oaxaca, y se  advirtió como amenaza: “La única manera de que haya un cambio pacífico es con López Obrador. Si nos vuelven a robar la elección, va a haber chingadazos”. Con su 40 por ciento de intención de voto, con su ventaja de 15 o 20 puntos sobre Ricardo Anaya, unos 30 puntos sobre José Antonio Meade, ¿qué mueve a López Obrador a imaginar que un fraude electoral lo puede despojar de la Presidencia de México? Alguien con una ventaja así, diría el Dios Peje, es IN-DES-TRUC-TI-BLE. ¿O esa ventaja no es real?… Agudo como es, perspicaz, Tomás González Corro no ceja en su empeño de abrir canales a la libertad de expresión, al análisis, a la reflexión. Agenda Radio, su nuevo proyecto, se transmite de lunes a viernes en la plataforma Agenda MX, a partir de las 3:30 PM. Ahí, Tomás González Corro toca la esencia de los temas clave en el acontecer de Veracruz, de México y el plano internacional. Lee e interpreta la lucha por el poder, el por qué de candidaturas que se dieron y por qué otras no, el filo de las palabras de los protagonistas de la contienda electoral, la voz de los líderes partidistas, los aciertos y errores, las acciones que fortalecen o destrozan, el rol de los órganos electorales, el papel de la sociedad. Así como es Tomás González Corro así es Agenda Radio, profundo y honesto, objetivo e imparcial en el trato a partidos y candidatos, a gobernantes y gobernados. Agenda Radio, un espacio de periodismo real… Adicta al mitote, a la estridencia, Rocío Nahle también es políticamente mandona, intransigente, obsesiva y lo que le sigue. No habla, impone. No concilia, avasalla. Nadie fuera de ella puede tener razón. Pero al margen del grito y el arrebato, hay poca efectividad. Así el vértigo del poder. Sainete fenomenal el de la diputada federal por Coatzacoalcos en el palacio municipal, el viernes 9. Llegó y se reunió con la fracción morenista como si aquello fuera la sede del partido de López Obrador. Unos minutos en la presidencia tratando el tema de los presupuestos y luego vino lo mejor. A puerta cerrada, en la sindicatura, se le escuchó alzar la voz, reclamar, instruir, reconvenir, fustigar. Álgido, un tema seguía cimbrando al cabildo y a quienes mandan en Morena: la revelación de la regidora morenista, Eusebia Cortés Pérez, de que en el área de panteones hay cobro de piso y extorsión. O sea, Morena entrando el pantano de los malosos, tocándole la piel a los que levantan y ejecutan, los que secuestran y regresan a sus víctimas en pedazos, degollados, mutilados en vida. ¡Ah qué Eusebia tan reveladora! Tocó el tema del cobro de piso y sacudió a morenistas y a los adversarios de los morenistas. Obvio, le llegó la Fiscalía General de Veracruz y la conminó a realizar su declaración formal porque no es común que una servidora pública insinúe que la maña tenía su clientela en un área de la alcaldía de Coatzacoalcos. Eusebia acudió a declarar y entonces la quiso componer. Resultó que el “cobro de piso” y la “extorsión” no era cosa del crimen organizado sino de ex directivos del Departamento de Panteones y sus víctimas eran los albañiles, los lava tumbas, los morteros. Ajá. Puro magnate adinerado. Nada controla el presidente Carranza —Víctor, no Venustiano—, ni la síndica Yazmín Martínez Irigoyen —también del clan del mitote—, ni los ediles con mayor experiencia. Al concluir la sesión privada, la de la felpa verbal de Rocío Nahle a su flota, el coordinador de asesores, Jesús Hernández Tea, se acercó a la regidora Eusebia Cortés y le preguntó por qué no le había informado sobre su denuncia pública de extorsión y cobro de piso. Ya les levantaron al director de Ingresos, aunque el gobernador Yunes Linares dice que fue parranda con una damita. Ha de suponer Rocío Nahle que el reclamo altisonante sirve para enderezar lo torcido. Custodiada por los guaruras del alcalde, la puerta de la sindicatura era inexpugnable. Pero un grupo de reporteros captó los desfogues de la legisladora federal…

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Foto: El Heraldo de Coatzacoalcos

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