* Virtual rompimiento con Pepe Yunes * La reestructuración de la deuda, el detonante * No es atribución del legislador, dice * Los 80 mil millones son reales * La rabieta y el caos * En once días mandó todo al diablo * Tomás Ruiz y Pepe Yunes * Marcelo deja Sedesol * A reinventar el marcelismo * La oreja del alcalde
A regañadientes, Pepe Yunes accedió a un diálogo que no buscó, que rehuyó y en el que no creyó. Se trataba de sacar a Veracruz del abismo financiero al que lo envió Javier Duarte. Trazó un plan, la reestructura de la deuda, el alargamiento de los plazos, la negociación de las tasas de interés. Y once días después todo se fue al diablo.
Hoy le agradece el gobernador de Veracruz su interés, que gestione y libere recursos, pero en el tema de la reestructuración de la deuda, mejor que no se meta.
Es asunto del ejecutivo estatal, no de un legislador, le dice Javier Duarte, casado con la máxima de que quien manda y se equivoca, vuelve a mandar.
“Es responsabilidad nuestra —sentenció Javier Duarte— mantener las finanzas públicas sanas y cumplir con obligaciones”. ¿Finanzas sanas y cumplir con obligaciones?
De otro Veracruz habla Javier Duarte, ajeno a la realidad que viven proveedores, constructores, prestadores de servicios, pensionados y universitarios, que no ven pago mientras el gordobés, en un acto de incapacidad total, de irresponsabilidad sublime, de ineptitud proverbial, salda pasivos con bienes públicos, con terrenos, vendiendo los activos en lo que constituye el mayor saqueo de que tengan memoria los veracruzanos.
Pepe Yunes Zorrilla planteaba un plan financiero , no una venta de garaje, como quiere Javier Duarte, ni convertir a Veracruz en tianguis dominical donde se expende a retazos el gobierno, sus bienes, quizá hasta las chapas de las puertas y las mamparas del fallido programa de la prosperidad.
Once días después, da Javier Duarte el cerrojazo a un acuerdo por Veracruz que de entrada olía a muerto, porque el fracasado doctor en Economía por la Complutense de Madrid, si es que el título no es fraudulento, no se sentó con José Francisco Yunes Zorrilla para evitar el naufragio financiero sino para entramparlo en un pacto que lo habría obligado a encubrirlo si llegase a ser su sucesor.
Yunes Zorrilla y el gobernador de Veracruz se reunieron el 13 de agosto. Hablaron en el rancho San Julián, propiedad del senador, en Perote. Javier Duarte filtró que hablaron del tema de la sucesión. Pepe Yunes lo negó.
Yunes Zorrilla accedió al diálogo tras meses de resistir el asedio. Evadía a Javier Duarte desde la visita presidencial, cuando Enrique Peña Nieto encabezó la ceremonia del Centenario de la Promulgación de la Ley Agraria, el 7 de enero. Se fue a medio acto, acompañado del también senador Héctor Yunes Landa. Lo dejó, tácitamente con la palabra en la boca.
Rechazó a emisarios y personeros, a zalameros y bufones, que proponían el pacto de la infamia: Pepe Yunes sería el candidato del gobernador a cambio de impunidad, de solapar el saqueo a Veracruz, de encubrir los crímenes y los pecados, de no tocar a uno solo de los enanos del gobernador.
Lo evadía el senador peroteño y cuando había ocasión, arremetía contra la forma de gobernar de Javier Duarte, contra la forma de lucrar y mantenerse en el poder.
“En el Partido Revolucionario Institucional —dijo Pepe Yunes— hay distintas militancias, distintas expresiones o corrientes. La corriente dominante en Veracruz que encabeza Javier Duarte, no es en la que yo milito. Tenemos distintas opiniones y distintas ópticas”.
En lo financiero, la discrepancia es peor.
“Se gasta de más, hay más obligaciones que los ingresos. Lo que hace el estado cada mes es juntar todo ese recurso y empezar a pagar para resolver la presión que más urge en ese momento, descuidando y desconociendo lo que estaba etiquetado para carreteras, por eso no lo vemos para salud o educación. No necesariamente es un acto de corrupción, pero sí es de responsabilidad pública y es lo que ha observado la ASF (Auditoria Superior de la Federación)”, dijo el senador Yunes Zorrilla.
Invocó una prueba del saqueo: las denuncias de la Auditoría Superior de la Federación ante la Procuraduría General de la República por desvío de recursos.
“Todos estaremos atentos a ese desenlace. Lo que requiere la sociedad son decisiones claras y puntuales”, expresó.
Finalmente Pepe Yunes accedió. Dialogó con el gobernador, evadió la sucesión y tocó el tema de la descomunal deuda del gobierno de Veracruz.
Filtraba Javier Duarte que en lo electoral había concordancia. Pepe Yunes lo refutó. La sucesión no fue el tema de la reunión sino el colapso financiero.
Abordaría el peroteño el diálogo. Diría que Veracruz requiere reestructurar su deuda, contratar recursos, alargar los plazos y negociar las tasas de interés.
Caminaba en esa ruta Pepe Yunes. Había dialogado con el director de Banobras, preparaba el plan B para enfrentar la deuda descomunal, no de 44 mil 470 millones de pesos, como afirma el gobernador Javier Duarte, sino mucho más, quizá los 80 mil millones de los que habla el diputado panista Juan Bueno Torio.
Vía Pepe Yunes, el gobierno federal planteaba la solución al problema financiero de Veracruz. Tácitamente se convertía en el comisionado federal para el rescate de las finanzas.
Once días después del diálogo en Perote, el escenario tronó. Sutilmente, Javier Duarte se sacude al senador Yunes Zorrilla, le agradece su buena voluntad, pero su propuesta de reestructuración de deuda, dice el gobernador, no le corresponde; es atribución del Ejecutivo, no del legislador.
Le cala a Javier Duarte que Pepe Yunes haya refutado las cifras de la deuda veracruzana. No son 44 mil 470 millones, como dice el gobernador. Quizá sean los 80 mil millones.
Toma la palabra Javier Duarte, el lunes 24, en una conferencia de prensa en la que esta vez sí acepta preguntas de reporteros, preguntas que le vienen a modo para propiciar el rompimiento. Le cuestionan sobre la reestructuración de la deuda de Veracruz, como propone Pepe Yunes. Dice que puede ser, que lo analiza, pero que no es función del legislador sino del ejecutivo.
“Es importante el apoyo de cualquier legislador Federal en la gestión de recursos, liberación de flujo de recursos para cumplir con los compromisos que tiene la entidad con diferentes actores económicos y sociales”, precisó Javier Duarte.
Marca ahí su distancia con Pepe Yunes, pues pudiendo dirimir su discrepancia en corto, Javier Duarte lo llevó al escenario público. El desdén no es a Pepe Yunes sino al que lo envió.
Desdeña la línea de Los Pinos, donde la inquietud por el desastre financiero avizora la derrota electoral del PRI en 2016. Desdeña el plan del comisionado financiero virtual cuando el naufragio parece inminente.
Lo político le resulta irrelevante. Lo social no le inquieta. Es lo financiero el Talón de Aquiles del gobernador, la deuda que día a día crece, que se come los recursos; la falta de pago a contratistas; el dinero que no traslada al Instituto de Pensiones del Estado, provocando que sus afiliados carezcan de crédito o acceso a vivienda; los casi dos mil millones de pesos que debe a la Universidad Veracruzana; las becas escolares, y una interminable lista de rezagos.
Evidenciado, descubierto, Javier Duarte reventó el acuerdo con Pepe Yunes cuando el actor político más escuchado en Los Pinos advertía implícitamente que el gobernador de Veracruz miente sobre las cifras de endeudamiento.
Su molestia era evidente en la conferencia de prensa del lunes 24. La deuda registrada ante la Secretaría de Hacienda es de 44 mil 470 millones de pesos. Pero admite por primera vez que existe una operación diaria de pago a contratistas que pudiera ascender a 80 mil millones.
Pepe Yunes fue enviado a mediar en el tema financiero. Sanear las finanzas de Veracruz implica asumir el mayor crédito para la sucesión. A eso fue enviado.
Olvidó sus rencillas, su conflicto con Javier Duarte, la confrontación con quien encabeza la corriente dominante en Veracruz, “en la que no milito”, para abordar el problema toral: las finanzas públicas.
Tocó dos temas: la reestructura de la deuda y el monto de la deuda. Y ahí se gestó el nuevo Waterloo. Javier Duarte se sostiene en su proyecto de deuda sin salida, Veracruz en el rezago, en la parálisis financiera, en la falta de obra, en el déficit mensuales de 900 millones de pesos, que al año son más de 10 mil millones, sin un plan de emergencia, sin recorte de gastos, dilapidando a lo bruto, sin variar el rumbo, enfilada la nave al abismo.
Quiso dialogar con Pepe Yunes y usarlo para condicionar la sucesión. A cambio de la candidatura, garantizarse impunidad total. Iba bien. Tenía que llevar al senador al tema del sucesor en el gobierno de Veracruz. No imaginó que por la deuda se volverían a confrontar.
Once días le bastaron para mandar todo al diablo.
Archivo muerto
Entre muchos, Tomás Ruiz se abría paso. Destacaba junto a Pepe Yunes en los jardines de la quinta Los Alcatraces, en Coatepec, en la comida del martes 26 por el cumpleaños de Armando López Contreras. No se le ve diputado local por Coatzacoalcos en 2016 o legislador federal en 2018, porque el factor arraigo en la tierra de sus ancestros, no se le da. Estuvo ahí, en el muestreo del senador peroteño, en su tercer acercamiento del año con los medios, hablando éste de la deuda, de la reestructura, de las vacilaciones de Javier Duarte, de la terquedad de llevar a Veracruz a la parálisis total. Y Tomás Ruiz saludaba a todos, discreto, sin robar cámara porque la figura no es él sino José Francisco Yunes Zorrilla. ¿Fue espaldarazo alemanista a quien pudiera ser el futuro candidato del PRI al gobierno de Veracruz? Cuentan que de concretarse ese proyecto, Tomás Ruiz quedaría en el próximo gabinete… Fue político el atentado a Armando Rotter Maldonado, su familia a punto del secuestro. Dijo aquel 22 de enero, que lo sacaron del camino, que le echaron de la candidatura a base de miedo, con una intimidación, con el amago de llevarse a su familia. Y se fue de Coatzacoalcos, sin el apoyo del Partido del Trabajo, que lo había postulado para diputado federal. Hoy trasciende que no fue el crimen organizado, que los matones fueron contratados sólo para amagar. Hoy se sabe que el asunto era político, que la intención era evitar que le restara votos al candidato del PRI, Rafael García Bringas, así fueran 3, 4 o 12 mil votos, como ahora menciona el ex alcalde Armando Rotter. Fue un atentado político para sacarlo del camino. Y eso lograron. No evitaron, sin embargo, el descalabro del tricolor. De eso se encargaron Morena y el marcelismo… A más tardar en noviembre deja Marcelo Montiel la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social en Veracruz. Regresa a su feudo. Vuelve a Coatzacoalcos, a operar a ras de piso, a recomponer un marcelismo que da vergüenza, todos contra todos, a la greña, llamados a la unidad y a la concordia pero como si no oyeran, pues ahora resulta que cada quien tiene su proyecto, que todos son líderes y que el que los creó no se ha dado cuenta que está jodido y la vida se le va. Trasciende su renuncia a la Sedesol porque lo único que le puede ofrecer Marcelo al senador Pepe Yunes, operación electoral y triunfos, así como anda el marcelismo, no se puede lograr. Regresa a su feudo, no a su tierra ni a su raíz porque esa está en Puente Nacional, para ordenar a sus operadores, para deshacerse de quienes no sirven, para echar a quienes se enredan con el ivanismo y el chagrismo. Supuestamente será en noviembre y será la señal de que el proyecto por el gobierno de Veracruz esta definido… Delaciones, defecciones, decepciones, deserciones y frustraciones en el PRD, sin entender muchos que el proceso hacia el nuevo gobernador y la renovación del Congreso de Veracruz ya comenzó. Unos, en Coatzacoalcos, ya están en el ivanismo, imaginando que la candidata a la alcaldía será Mónica Robles de Hillman, la diputada que ventajosamente, cuando su marido era alcalde, el peor en empate técnico con Marcos Theurel, se quedó con el parque del DIF, convertido en Parque Quetzalli, que también fue un hurto a quienes idearon el concepto, traído de Cuernavaca. Otros imaginan al PRD reviviendo viejos triunfos, que se fueron diluyendo por el pleito encarnizado entre tribus, tocados por el priísmo, por el panismo, por Movimiento Ciudadano, por el Partido del Trabajo. Hubo delaciones y traiciones, defecciones y deserciones entre el perredismo de Coatzacoalcos aunque hoy traen clara la idea de que por línea nacional habrá alianza con el PAN, que tendrán gobierno y mayoría en el Congreso en la elección 2016 y que tendrán regidurías en el 2017. Y si se trata de hueso, pues a pujar… ¿Quién es ese personaje, funcionario, que lleva y trae chisme, que la hace de corre, ve y dile en los pasillos del palacio municipal, y que es la principal oreja del alcalde, el que delata, el que mal informa? Una pista: el ayuntamiento se encuentra en el sur de Veracruz…
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